Hola, Amor, Adios (2019)

“Hola, Amor, Adios” es una película que, a pesar de su premisa aparentemente sencilla, logra ser una reflexión melancólica y profundamente humana sobre el amor, el sacrificio y la desilusión en un contexto cultural y social específico. La película, dirigida con una sensibilidad notable por Lau Pi-yu, se ambienta en Hong Kong de los años 80, una ciudad que se siente tangiblemente presente a través de sus paisajes urbanos, su bullicio comercial y el aroma persistente de la comida callejera. La atmósfera visual es clave para el éxito de la película: el uso de la luz, especialmente la luz cálida que domina las escenas íntimas, crea un ambiente de nostalgia y anhelo que se impregna en toda la narrativa.

El guion, adaptado de un cuento corto de Amy Tan, se centra en la relación entre Joy y Ethan, dos inmigrantes filipinos que luchan por una vida mejor en la vibrante metrópolis de Hong Kong. La historia se desarrolla con un ritmo pausado pero efectivo, permitiendo que el espectador se sumerja en sus vidas y en sus frustraciones. La película no se dedica a grandilocuentes escenas de drama, sino que construye su impacto emocional a través de pequeños detalles, miradas significativas y conversaciones cotidianas. La historia de Joy, atrapada en una dinámica familiar disfuncional y obsesionada con el dinero, es particularmente conmovedora, y su desesperación por alcanzar la estabilidad económica se siente profundamente auténtica. Ethan, un hombre trabajador y buen tipo, es un personaje admirable, pero su constante y persistente cortejo a Joy, aunque motivado por el amor, comienza a sentirse, quizás, algo repetitivo en el desarrollo.

Las actuaciones son, en general, sobresalientes. Sze Tsung-lee ofrece una interpretación matizada y poderosa como Joy, logrando transmitir la complejidad de su personaje: su vulnerabilidad, su amargura, pero también su esperanza y su capacidad de amar. Sin embargo, es el papel de Andy Lau como Ethan el que realmente destaca. Su actuación es sutil y llena de matices, evitando la caricatura y presentando un personaje con el que el espectador puede establecer una conexión inmediata. Lau maneja con maestría la expresión facial y el lenguaje corporal, transmitiendo la desesperación y el anhelo de Ethan de manera creíble. La química entre ambos actores es palpable, y sus interacciones son el corazón de la película.

A pesar de su belleza visual y sus buenas interpretaciones, la película no está exenta de algunos fallos. El desarrollo de la trama, en algunos momentos, podría haberse beneficiado de una mayor densidad y un mayor interés en explorar los matices de la cultura filipina en Hong Kong. La película, en cierto modo, se limita a presentar una visión superficial de las dificultades que enfrentan los inmigrantes, aunque logra transmitir el impacto emocional de sus experiencias. No obstante, "Hola, Amor, Adios” es una obra cinematográfica que invita a la reflexión y que permanecerá en la memoria del espectador por su sensibilidad, su atmósfera melancólica y sus actuaciones conmovedoras. Es una película que habla de la esperanza y el amor, pero también de las heridas que el mundo puede infligir.

Nota: 7/10