“Hollywood & Wine” es una comedia negra que, aunque no llega a la grandeza de otras películas que exploran la podredumbre bajo el brillo de Hollywood, ofrece una experiencia visualmente atractiva y un entretenimiento sorprendentemente agradable. La película, dirigida con un pulso nervioso por Roger Avary (conocido por su trabajo en ‘Kill Bill’), se basa en una premisa inherentemente absurda: un plan para salvar a un hombre de una deuda peligrosa involucra imitar la personalidad de una estrella de cine en desgracia, lo que, por supuesto, genera situaciones hilarantes y perturbadoras a partes iguales.
El núcleo de la película reside en las actuaciones de Chazz Palminteri y Norm Macdonald. Palminteri, con su característico rostro y presencia imponente, encarna a Diane Blaine con una sofisticada frialdad que contrasta fuertemente con la desesperación que intenta ocultar. Su interpretación es sutil pero efectiva, transmitiendo la vulnerabilidad de una mujer que ha perdido la fe en el sistema y la necesidad imperiosa de recuperar el control. Macdonald, por su parte, entrega una interpretación magistral del personaje de Jack Sanders: un tipo observador, casi apático, pero con un brillo oculto que sugiere una inteligencia aguda y una capacidad para la supervivencia. Su actuación no es el típico papel de “arlequín”; Macdonald aporta una seriedad y una complejidad inesperadas a un personaje que podría haber sido reducido a un accesorio cómico.
El guion, aunque a veces se estira un poco en situaciones predecibles, se beneficia de un diálogo inteligente y mordaz. Las secuencias de “performance” son, sin duda, el punto fuerte de la película. La coreografía de estas imitaciones, combinada con la dirección visual de Avary, crea momentos visualmente impactantes y llenos de humor negro. La tensión entre la planificación meticulosa de Diane y la aparente indiferencia de Jack genera un ritmo narrativo interesante y constante. Sin embargo, la película no profundiza tanto como podría en la psicología de los personajes, relegando la exploración de sus motivaciones a un segundo plano. El personaje de Jamie Stephens, aunque mencionado como el origen de la situación, es meramente un catalizador, y su historia personal se siente superficial.
La ambientación, con las luces brillantes de Los Ángeles y los ambientes ostentosos de los clubes de Hollywood, es palpable y efectiva. La película no rehúye de mostrar los excesos y la falsedad que acechan bajo la fachada glamorosa de la industria. La banda sonora, aunque no destaca, complementa bien la atmósfera general, contribuyendo al tono peculiar y a veces irónico de la película. En definitiva, “Hollywood & Wine” es un entretenimiento sólido, con actuaciones convincentes y momentos de humor inteligente. Aunque no alcanza la altura de algunas comedias negras del género, merece la pena por su originalidad y su capacidad para entretener.
Nota: 7/10