“Horns” (2013), dirigida por el danés Nicolas Winding Refn, es una experiencia cinematográfica perturbadora, visceral y a menudo desconcertante. La película, basada en la novela homónima de Joe Hill, se adentra en un territorio oscuro y moralmente ambiguo, alejándose, en gran medida, del thriller policiaco que podría haber sido. Refn, conocido por su estilo visualmente rico y su narración no lineal, ofrece una historia sobre el luto, la obsesión y la búsqueda de la verdad, pero a un costo considerable para la audiencia y, quizás, para el propio personaje principal.
Daniel Radcliffe, en un papel que no le pide especialmente la grandilocuencia, ofrece una actuación sorprendente. Su interpretaciòn de Ignatius "Ig" Perrish es magistralmente contenida, transmitiendo una mezcla de vulnerabilidad, desesperación y creciente locura. Radcliffe se aparta de su imagen de Harry Potter, mostrando una profundidad emocional que pocos imaginaban en él. Su mirada, cargada de angustia y una creciente sensación de abyección, se convierte en el centro de la película, comunicando la desesperación y el vacío que lo consumen tras la muerte de su amada, Merrin.
La dirección de Winding Refn es, como siempre, la característica más destacada de la película. El uso del color, la iluminación y la composición son exquisitos, creando una atmósfera opresiva y casi surrealista. Las escenas de violencia son crudas y estilizadas, no gratuitas, sino empleadas para subrayar la moralidad corrupta del mundo en el que se mueve Ig. La película se construye a través de imágenes impactantes y una musicalización minimalista pero efectiva, que acentúa la sensación de incomodidad y asombro.
Sin embargo, el guion es, sin duda, el punto más controvertido de "Horns". La trama se desarrolla a través de flashbacks fragmentados, que al principio parecen prometedoras, pero que finalmente se revelan como confusas y a veces incoherentes. El ritmo es pausado y deliberadamente lento, lo que puede frustrar a algunos espectadores. La película no ofrece respuestas fáciles ni soluciones claras, dejando al público con muchas preguntas sin respuesta. El tono, a veces demasiado sombrío y oscuro, puede resultar agotador. Si bien el guion busca explorar la naturaleza de la justicia y la venganza, a menudo carece de la profundidad y el desarrollo necesarios para lograrlo plenamente. La fuerza narrativa, por lo tanto, resulta desigual.
A pesar de sus fallos narrativos, "Horns" es una película que permanece en la memoria, más por su atmósfera perturbadora y su puesta en escena visualmente impactante que por una historia excepcionalmente sólida. Es una obra que invita a la reflexión, aunque la reflexión a menudo se vea empañada por la confusión y la oscuridad. Refn no pretende ofrecer entretenimiento fácil; más bien, busca provocar una respuesta emocional en el espectador, conociendo que esa respuesta podría ser de reprobación, fascinación, o ambas cosas simultáneamente.
Nota: 6.5/10