Hotel Artemis (2018)

“Hotel Artemis” es una propuesta cinematográfica intrigante que se atreve a explorar las consecuencias de una sociedad en crisis, ofreciendo un thriller neo-noir que, si bien no alcanza la perfección, deja una huella imborrable gracias a su atmósfera opresiva y a sus giros argumentales inesperados. Dirigida por David Mayes, la película se sitúa en un futuro cercano y desolador, Los Ángeles de 2028, donde la creciente desigualdad y la brutalidad han llevado a la creación de un refugio peculiar: el Hotel Artemis, un hospital clandestino para criminales, presidedado por la imponente y calculadora Jean Thomas (Jodie Foster). Este lugar, lejos de ser un santuario, es un caldo de cultivo de ambiciones, rencancias y, por supuesto, violencia.

La dirección de Mayes logra crear una sensación constante de tensión. El uso de la cámara, a menudo en primeros planos que nos imponen la mirada de los personajes, intensifica la incomodidad y el peligro. Los espacios claustrofóbicos del hotel, oscuros y laberínticos, contribuyen a este efecto, trasladando al espectador al corazón del caos que se avecina. La banda sonora, que se alterna entre atmósferas electrónicas y pulsantes y piezas más clásicas, amplifica la sensación de inquietud y presagio. Sin embargo, la película a veces cae en la sobreproducción de la tensión, al punto de sentirse un poco artificiosa. Afortunadamente, la trama, en gran parte, compensa estas carencias.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Jodie Foster ofrece una interpretación magistral como Jean Thomas, una mujer endurecida por la vida y que se aferra a sus reglas con una determinación casi religiosa. Su personaje, lejos de ser un arquetipo de la matriarca cruel, es complejo y se revelan matices que sugieren un pasado doloroso y una lealtad a su propia manera. Las jóvenes actrices, Alexandra Daddario y Ana de Armas, también destacan, aunque sus personajes, aunque bien definidos, no logran alcanzar la profundidad de la interpretación de Foster. El elenco de secundarios, que incluye a Martin Csokas y Eiza González, contribuye significativamente al dinamismo de la trama, aportando variedad y matices a la dinámica interna del hotel.

El guion, aunque repleto de giros argumentales sorprendentes y momentos de acción efectivos, a veces carece de la sutileza que permitiría una mayor reflexión sobre las causas subyacentes de la violencia que lo impregna. La película se centra más en la ejecución de la trama que en la exploración de temas sociales relevantes. Sin embargo, la historia, que combina elementos de thriller, crimen y drama, mantiene al espectador enganchado hasta el final, gracias a sus constantes revueltas y sus personajes, aunque imperfectos, con los que se puede empatizar. Es una película que, debería ser analizada con cautela porque el final, si bien satisfactorio, podría resultar decepcionante para quienes buscan conclusiones trascendentales.

Nota: 7/10