House of Good and Evil (2013)

“House of Good and Evil” no es una película que te asuste con sustos baratos ni con efectos especiales deslumbrantes. Es, en cambio, una pieza de suspense psicológico que se construye lentamente, como una niebla densa que te envuelve, insinuando un horror latente y, sobre todo, centrado en la dinámica familiar disfuncional y la opresión de un pasado oscuro. Dirigida por Daniel Myrick, conocido por su trabajo en "El Exorcista: El regreso", la película se beneficia de una atmósfera inquietante, cuidadosamente tejida a partir de la belleza melancólica del paisaje rural y la iluminación natural, que resalta constantemente los contrastes entre lo aparentemente idílico y lo macabro. Myrick, en esta ocasión, se aleja de la grandilocuencia del terror moderno para centrarse en la tensión narrativa y el desarrollo de los personajes.

El guion, adaptado de la novela homónima de Catherine Miller, es una de las mayores fortalezas de la película. Se centra en la historia de Rae, una niña prodigio con habilidades inexplicables y una conexión perturbadora con el bosque que la rodea. La película explora la ambigüedad moral, dejando que el espectador decida si Rae es una víctima inocente o una agente en el plan de un mal ancestral. Las relaciones familiares son complejas y llenas de secretos, y la película no se apoya en clichés del género, ofreciendo personajes con motivaciones ambiguas y un pasado que se revela gradualmente a través de diálogos sutiles y flashbacks inquietantes. La voz en off de la anciana Sissy Keister (interpretada magistralmente por Jennifer Tilly) añade una capa de misterio y una conexión extraña con los eventos que se desarrollan. La trama se desarrolla con una lentitud deliberada, permitiendo que el espectador se sumerja en la atmósfera y se pregunte constantemente lo que está pasando realmente.

El elenco, encabezado por Katie Holmes como Maggie, ofrece actuaciones sólidas y creíbles. Holmes transmite con maestría la desesperación y el miedo de una mujer que lucha por mantener un hogar y una familia en el borde del colapso. La actuación de Tilly es particularmente destacable, no solo por su comedia característica, sino también por la gravedad con la que interpreta a una anciana que parece guardar un conocimiento terrible sobre el pasado de la familia. Asimismo, Christian Camargo aporta una presencia imponente a su papel como Sissys hijo, Christian Oliver, proyectando una intensidad silenciosa que anticipa el horror que se avecina. La química entre los actores, especialmente la relación entre Maggie y Rae, es palpable y añade una mayor profundidad emocional a la narrativa.

A pesar de su lentitud, “House of Good and Evil” es una película que se queda en la memoria. No es una experiencia fácil, y exige al espectador paciencia y la capacidad de dejarse llevar por la atmósfera y la sugestión. Si bien la falta de efectos especiales espectaculares podría decepcionar a algunos, la película compensa con su enfoque en la psicología, la atmósfera y la construcción gradual de la tensión. Se trata de una historia sobre el miedo, la culpa y el legado de los pecados, contada con sutileza y ambigüedad, lo que la convierte en una obra de terror psicológico más sofisticada y memorable que muchas de sus contemporáneas. Es una película que induce a la reflexión y que te hará cuestionar la naturaleza de la verdad y el poder de las sombras.

Nota: 7/10