Howard, un nuevo héroe (1986)

“Howard, un nuevo héroe” se presenta como una propuesta audazmente surrealista, una incursión en el territorio del absurdo cómico que, a pesar de sus ambiciones, termina siendo una experiencia a medias. La premisa, una perturbación interdimensional que resulta en la llegada a la Tierra de un pato parlante llamado Howard, es inherentemente divertida y genera curiosidad desde el inicio. Sin embargo, la ejecución de esta idea central no logra alcanzar todo su potencial, quedando a menudo en un territorio de momentos luminosos entre la mediocridad.

La dirección de Marc Meyers se caracteriza por una estética vibrante y colorida, que recuerda, aunque de manera desigual, al universo de Tim Burton. Hay pasajes visualmente impactantes, con una puesta en escena elaborada y detalles creativos que acentúan la locura del argumento. Sin embargo, la dirección no lograba dar la sensación de un control firme sobre el ritmo y la tonalidad de la película. En ocasiones, el exceso de estilo visual distraía la atención del espectador de la historia que se conturaba, y los cambios bruscos de tono resultaban desorientadores.

El núcleo de la película reside en las actuaciones, y aquí es donde realmente brilla. Ewan McGregor entrega una interpretación magistral como Howard, dotándole al personaje de una mezcla peculiar de vulnerabilidad, confusión y un toque de arrogancia inesperada. Su capacidad para transmitir la torpeza y la incomodidad de un extraterrestre que intenta comprender la cultura humana es impresionante. A su lado, Lucy Punch ofrece una actuación igualmente memorable como Beberly, aportando un aire de desparpajo y sarcasmo que contrasta maravillosamente con la situación absurda en la que se encuentra. La química entre ambos actores es palpable, impulsando el dinamismo de la narrativa.

El guion, lamentablemente, es el punto débil de la película. Si bien la premisa original y las actuaciones son sólidas, el desarrollo de la trama carece de profundidad y complejidad. Los diálogos suelen ser torpes y poco originales, y las subtramas (relativas a la familia de Beberly y los intentos del Doctor Jenin por corregir su error) se sienten forzadas y poco convincentes. La evolución de Howard, desde un extraterrestre despistado hasta un héroe reluciente, se siente apresurada y sin suficiente justificación. La resolución, aunque visualmente llamativa, se siente deslucida tras un desarrollo argumental decepcionante. Se podría haber profundizado en la reflexión sobre la aceptación, la identidad y el concepto de "héroe", pero se optó por una solución simplista y poco inspiradora.

En definitiva, “Howard, un nuevo héroe” es una película con un gran potencial que no logra materializarlo completamente. Las actuaciones son excelentes y la estética visualmente atractiva, pero el guion flojo y la falta de profundidad en el desarrollo de la trama impiden que la película alcance un nivel superior. Es un entretenimiento ligero, adecuado para una noche de cine casual, pero que no dejará una huella duradera.

Nota: 6/10