Huida de Mogadiscio (2021)

“Huida de Mogadiscio” es, con pocas excepciones, una película que se queda corta de lo que prometía. Adaptada de la crónica real de la evacuación de las embajadas de Corea del Sur y Corea del Norte durante la desastrosa guerra civil somalí de 1991, la película se enfoca en la tensa dinámica entre dos oficiales diplomáticos, los capitanes Ahn y Ri, que deben colaborar para escapar de la carnicería de la ciudad. La premisa, cargada de potencial para un thriller político y de supervivencia visceral, se ve lastrada por una dirección carente de ambición y una ejecución que, en gran medida, se apega a la literalidad de la historia.

Kim Jee-woon, el director, opta por un estilo narrativo muy directo, casi documental. Esto, si bien permite una sensación de inmediatez y de vivir el caos de Mogadiscio, también resulta en una película deliberadamente plana. La filmación, con su fuerte dependencia del plano secuencia, se convierte en una herramienta repetitiva y, a veces, confusa. El espectador queda abrumado por la lentitud de la acción, desprovista de la intensidad que se podría haber logrado con una mayor experimentación cinematográfica. La banda sonora, sutil y discreta, no aporta ninguna chispa adicional a la atmósfera ya de por sí opresiva. El silencio en los momentos de tensión, aunque intencionado, se vuelve cansino.

Las actuaciones, sin embargo, son el punto más brillante de la película. Kim Rae-won, como el Capitán Ri, ofrece una interpretación magistral. Su personaje, un hombre pragmático y reticente, se convierte en un estudio de hielo y determinación. Su mirada, sus movimientos controlados, transmiten una frialdad que es, paradójicamente, conmovedora. Lee Jong-hyuk, por su parte, como el Capitán Ahn, aunque menos complejo, aporta una vulnerabilidad palpable que contrasta con la dura exterioridad de Ri. La química entre ambos actores es fundamental para el funcionamiento de la trama y para la credibilidad de su improbable alianza. Las actuaciones secundarias son sólidas, pero no logran romper la monotonía general.

El guion, la principal debilidad de la película, se aferra a la cronología de los hechos sin profundizar en las motivaciones de los personajes o en las implicaciones políticas del conflicto. La historia se cuenta de manera estricta, pero carente de poesía o de un argumento más profundo. Se centra en la supervivencia física, pero no se aventura a explorar la complejidad moral de una situación tan desesperada. Aunque el espectador comprende la urgencia de la misión, la película no invita a reflexionar sobre las causas de la guerra o las consecuencias de la intervención diplomática. La falta de un arco narrativo más rico limita el impacto emocional de la película, dejando al espectador con una sensación de haber presenciado un evento importante, pero sin haberlo realmente experimentado.

Nota: 6/10