Hustler White (1996)

“Hustler White” no es un melodrama pulp tradicional, ni una comedia libertina desenfrenada, aunque la mezcla de ambos elementos, a menudo con un toque de incomodidad existencial, es precisamente lo que la hace tan atractiva y, a su vez, tan difícil de digerir. La película de Hunter Sherer se presenta como un relato confeso, narrado por el propio Montgomery Ward (Tony Ward, en una actuación sorprendente y absolutamente convincente), quien se encuentra en una situación límite: flotando en un jacuzzi, con vida a punto de extinguirse. A través de su voz en off, y con una atmósfera que oscila entre la melancolía y el cinismo, nos cuenta cómo llegó a ese punto.

La premisa – un escritor alemán, Jürgen Anger (Paul North), contrata a un chapero gay para documentar su vida – es, en sí misma, interesante, pero la verdadera fuerza de la película reside en la manera en que se desarrolla. Sherer no se limita a recitar un esquema de la vida de un chapero; explora la complejidad emocional de Ward, su pasado turbulento, sus relaciones fallidas y su búsqueda constante de significado en un mundo que le ofrece poco consuelo. La película se sumerge en el submundo de la prostitución masculina en Los Ángeles de los años 80, pero lo hace con una sensibilidad que va más allá del simple espectáculo. Se cuestiona la naturaleza de la identidad, la búsqueda de la aceptación y el precio de la libertad.

La dirección de Sherer es precisa y efectiva. El uso de la cámara, a menudo contemplativa y con largos planos secuencia, permite que la historia se desarrolle de forma orgánica, creando una sensación de inmersión profunda en el mundo de Ward. La banda sonora, también, juega un papel fundamental, complementando la atmósfera de melancolía y desasosiego. Sin embargo, a veces, la lentitud del ritmo puede sentirse un tanto tediosa, y algunos momentos podrían haberse beneficiado de un corte más directo.

Las actuaciones son sobresalientes. Tony Ward, como Montgomery Ward, ofrece una actuación que no solo define al personaje, sino que también lo humaniza de una manera inesperada. Su vulnerabilidad y su humor negro son contagiosos. Paul North, como Jürgen Anger, aporta una calma y una introspección que contrastan con el mundo que observa. El resto del elenco secundario, aunque con menor desarrollo, cumple su función con profesionalidad.

En definitiva, “Hustler White” es una película que requiere paciencia y una mente abierta. No ofrece respuestas fáciles, ni finales felices. Es una obra que invita a la reflexión sobre la naturaleza humana, la búsqueda de la identidad y los límites de la libertad. Aunque su ritmo puede ser lento y su temática, a veces perturbadora, su propuesta estética, sus actuaciones y su dirección, la convierten en una experiencia cinematográfica memorable. Es una película que permanece en la mente mucho después de que los créditos finales han terminado de rodar.

Nota: 7/10