I Am Hooligan (2016)

“I Am Hooligan” no es una película que busca redefinir el género de la coming-of-age, ni tampoco intenta ofrecer una reflexión profunda sobre la violencia juvenil. En cambio, se presenta como un retrato crudo y visceral de un mundo marginal, donde la supervivencia depende de la lealtad a la banda y el respeto a sus reglas. La dirección de Ben Wheatley, habitual de proyectos de terror independiente, se manifiesta en una estética visualmente impactante y un ritmo frenético que atrapa al espectador desde los primeros minutos. Su uso del sonido, especialmente, es magistral, generando una atmósfera de tensión constante, no a través de sustos fáciles, sino por la preponderancia del ruido, la música punk y las voces susurrantes, elementos que contribuyen significativamente a la sensación de claustrofobia y peligro inminente.

La película se centra en Justin, interpretado por Daniel Brühl, un actor capaz de transmitir la confusión, el miedo y, sorprendentemente, la fascinación de un joven atrapado en circunstancias que no ha elegido. Brühl ofrece una actuación naturalista, alejándose de las expresiones exageradas y manteniendo una conexión palpable con el personaje. La película se beneficia enormemente de un reparto secundario igualmente convincente. Mark Wingett, en particular, es memorable como Kevin, el líder despiadado de la banda, y su presencia imponente y amenazante domina cada escena en la que aparece. La dinámica entre los personajes, más allá de las peleas y los golpes, es lo que realmente da vida a la película. Observamos la rivalidad, la lealtad y la desesperación en cada interacción, subrayando la dificultad de escapar de esa realidad.

El guion, aunque no complejo, cumple su función de manera efectiva. Se centra en la gradual absorción de Justin en el mundo hooligan, mostrando cómo el miedo a ser rechazado y la búsqueda de pertenencia lo llevan a tomar decisiones cada vez más peligrosas. La película evita caer en clichés, presentando un retrato realista de la violencia y las drogas, sin glorificarla ni justificarla. Sin embargo, podría haber profundizado más en el trasfondo de Justin, ofreciendo un mayor insight en su historia personal y sus motivaciones. La banda, con el misterioso Evil Webby liderando las operaciones, se presenta más como un vehículo para explorar el tema principal que es la seducción del caos, que parece un elemento recurrente en la vida de Justin. La película se beneficia de la ambigüedad, dejando al espectador con preguntas sobre el destino de Justin y la verdadera naturaleza de las personas que lo rodean.

En definitiva, "I Am Hooligan" es una experiencia cinematográfica intensa y perturbadora. No es una película para todos los gustos, pero para aquellos que aprecien el cine independiente y la dirección que se aleja de las fórmulas establecidas, es una obra que vale la pena ver. La estética, las actuaciones y la dirección logran crear una atmósfera memorable, aunque el guion podría haber explorado ciertos aspectos con mayor profundidad.

Nota: 7/10