Ice Age 4: La formación de los continentes (2012)

‘Ice Age 4: La formación de los continentes’ no es la joya inesperada que quizás algunos esperaban, ni tampoco una decepción desastrosa. Es, simplemente, una entrega de la franquicia que se aferra a lo conocido, pero intenta, con resultados mixtos, expandir el universo que ya se ha construido. La película se centra en las consecuencias de la búsqueda frenética de Scrat por su bellota, un recurso que, aunque se ha vuelto casi un cliché, sigue generando momentos de comedia descontrolada y acción visualmente atractiva. Sin embargo, la premisa inicial, la amenaza de un cataclismo continental, se siente un tanto superficial, y la resolución de la trama principal resulta predecible y carente de la profundidad que podría haberle dado mayor resonancia.

La dirección de Michael Petrovски es competente, logrando mantener el ritmo trepidante de la película, especialmente durante las escenas de persecución. La animación es, como siempre en ‘Ice Age’, impecable. Los efectos especiales son brillantes, particularmente en las representaciones de la geología en movimiento y la formación de los continentes, visualmente impactantes y sorprendentemente detallados. No obstante, la dirección carece de una visión artística que le permitiera diferenciar esta entrega de las anteriores. La película se siente como una expansión de lo que ya se había establecido, sin aportar un giro realmente novedoso.

Las actuaciones son un punto fuerte. Ray Romano, Chris Pratt y John Leguizamo reprinden sus roles con la misma energía y química que los caracterizan. Sin embargo, la inclusión de nuevos personajes, como el Capitán Archibald, un pirata de altamar interpretado por Andy García, aporta momentos de humor, pero su caracterización no es particularmente original. Será interesante ver si estos personajes se consolidan en futuras entregas de la saga. Además, la reaparición de la Abuelita Gruñona, interpretada por Wanda Sykes, es un alivio cómico efectivo y nostálgico para el público. Su papel, aunque breve, se siente como una conexión genuina con la historia.

El guion es la debilidad más evidente de la película. Aunque se intenta conectar la búsqueda de Scrat con la formación de los continentes, la conexión resulta forzada y a menudo se siente artificial. Los diálogos, en general, son funcionales pero carecen de ingenio y profundidad. Se enfoca en la comedia slapstick y las situaciones absurdas, perdiendo oportunidades de explorar temas más complejos como la adaptación, la pérdida y el cambio. Si bien las escenas de acción y las persecuciones son entretenidas, no compensan la falta de sustancia en la trama principal. La película parece una apuesta segura, pero le falta la audacia y la creatividad necesarias para realmente destacar. Al final, es un entretenimiento ligero y familiar, perfecto para las familias, pero que no dejará una huella duradera.

Nota: 6/10