Ice Road (2021)

“Ice Road” es una película que se aferra a una premisa prometedora: un rescate desesperado en las entrañas del invierno canadiense. El director Dean Larsson construye un ambiente de tensión casi palpable desde los primeros minutos, utilizando la inmensidad del paisaje y el rugido constante del hielo como elementos centrales de la narrativa. La fotografía es, sin duda, uno de los puntos fuertes del filme; las tonalidades gélidas, los contrastes entre la oscuridad del túnel y la luz del sol reflejada en el hielo, y la meticulosa recreación del entorno logran sumergir al espectador en la brutalidad del lugar.

La historia se centra en Jack, interpretado por Kurt Russell, un conductor legendario endurecido por años de experiencia en el hielo. Russell, como siempre, ofrece una actuación solera, transmitiendo la frialdad y la determinación de un hombre que ha visto suficientes peligros en su vida para no perder la esperanza. Sin embargo, la película se sirve demasiado de su experiencia previa, presentando a Jack como un héroe preestablecido, en lugar de desarrollar su personaje con mayor profundidad. Las actuaciones de los compañeros de equipo, incluyendo a Yolande Flores, aportan algo de dinamismo al grupo, pero a menudo se reducen a estereotipos fáciles. La química entre los personajes no siempre logra convencer, y el desarrollo de sus relaciones se siente superficial.

El guion, sin embargo, es donde reside la mayor debilidad de “Ice Road”. Si bien la idea inicial de un rescate imposible es atractiva, la trama se complica con agujeros argumentales y explicaciones poco convincentes. El elemento misterioso que se revela a mitad de la película, aunque pretende añadir suspense, termina por diluir el impacto de la situación. Las decisiones de los personajes a menudo parecen motivadas por el interés de la trama más que por una lógica interna. Además, el ritmo de la película es irregular, alternando momentos de tensión sostenida con escenas de diálogo innecesariamente largas y lentas. La resolución final, aunque satisfactoria en términos de conclusión, se siente un tanto apresurada y carente de la resolución dramática que la historia merece.

En definitiva, “Ice Road” es un espectáculo visualmente impresionante que ofrece un buen puñado de momentos de tensión. Sin embargo, su guion débil y las actuaciones por momentos convencionales impiden que sea una experiencia cinematográfica verdaderamente memorable. La película se beneficia enormemente de la presencia de Kurt Russell, quien a pesar de su edad, demuestra que todavía tiene el temple y la presencia escénica para llevar adelante un papel tan exigente. Pero, en última instancia, la película termina siendo más un ejercicio de supervivencia en un entorno hostil que una historia profunda y emocionalmente resonante.

Nota: 6/10