Igor Grom contra el Doctor Peste (2021)

“Igor Grom contra el Doctor Peste” no es solo una película de acción gótica, sino una pieza de cine noir ruso modernizado, un homenaje a la atmósfera sombría y la justificación moralmente ambigua que caracterizan a las películas de Andrei Tarkovsky, pero envuelto en un embalaje de persecuciones y ejecuciones estilizadas. El director, que permanece en gran parte en las sombras, no busca la espectacularidad, sino una atmósfera opresiva que se instala en el espectador desde el primer momento. San Petersburgo, con sus canales oscuros, sus puentes arcanos y su neblina perpetua, se convierte en el verdadero protagonista, un personaje casi tangible con sus propios secretos y un pasado que pesa sobre los ombligos de sus habitantes.

Igor Grom, interpretado por el siempre imponente Sergei Bezrukov, es un personaje fascinante, un hombre consumido por su trabajo y sus frustraciones. Bezrukov le da una vitalidad inquietante a este jefe de policía, una intensidad que contrasta con la frialdad de su metodología. Grom no es un héroe tradicional, sino un hombre que se aferra a sus propios principios, incluso si esos principios están a veces teñidos de cinismo y pragmatismo. Su relación con el protagonista, el joven y ambicioso periodista Dimitri, es el corazón emocional de la película, un tira y afloja que se desarrolla con una tensión palpable, pero sin caer en clichés sentimentales. El guion, a menudo lento y deliberado, concede tiempo a la construcción de estos personajes y a la exploración de sus motivaciones. A diferencia de muchas producciones de acción, esta película permite que el ritmo fluya a su propio compás, obligando al espectador a invertir su atención y a reflexionar sobre las consecuencias de cada acción.

La amenaza del Doctor Peste, representado por un actor casi indistinguible bajo su máscara, es más un símbolo que una amenaza física. Su modus operandi, basado en la muerte de aquellos que han huido de la justicia, plantea preguntas inquietantes sobre la moralidad, la corrupción y el sistema judicial. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que invita al espectador a cuestionar la validez de las acciones de Grom y del propio sistema que intenta combatir. La ambientación es impecable, con una fotografía en blanco y negro que evoca la estética de las películas clásicas de detectives, pero también incorpora elementos visuales propios del cine gótico, como sombras alargadas y ángulos de cámara inusuales. La banda sonora, compuesta por un compositor talentoso, complementa a la perfección la atmósfera opresiva y misteriosa de la película.

Sin embargo, la película no está exenta de defectos. El ritmo pausado puede resultar frustrante para algunos espectadores, y algunos diálogos, aunque bien escritos, podrían haberse beneficiado de una mayor economía. A pesar de ello, “Igor Grom contra el Doctor Peste” es una película inteligente y atmosférica que ofrece una experiencia cinematográfica memorable. Es una reflexión sobre la justicia, la moralidad y el poder de la corrupción, envuelta en una trama de misterio y acción gótica que merece ser descubierta.

Nota: 8/10