Il cielo è sempre più blu (1996)

“El cielo es siempre más azul” es una película que se aferra a la melancolía y al aura de misterio que Roma históricamente ha sabido cultivar. Margaret Mazzantini, a través de una dirección que se centra en el ambiente y la atmósfera, logra construir una experiencia cinematográfica sutilmente inquietante, que va más allá de la mera trama policial que sugiere su sinopsis. La película no busca ser un thriller convencional; en cambio, se instala en la piel de un Rome decadente y lleno de sombras, utilizando la violencia y el crimen como elementos para explorar las frustraciones, los anhelos y la desesperación de sus habitantes.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los pilares fundamentales del éxito de la película. Monica Bellucci, en un papel que podría parecer plano al principio, aporta una intensidad y un sufrimiento palpable a la protagonista, una mujer marcada por el pasado y presa de la culpa. Su interpretación es magistral en la manera en que transmite la vulnerabilidad y la rabia contenida. Asia Argento, por su parte, ofrece una interpretación igualmente convincente como una mujer en busca de redención. La química entre ambas actrices es notable, dotando a la película de una cualidad humana y realista. El resto del elenco secundario también cumple con creces, con interpretaciones sólidas que enriquecen la trama.

El guion de Mazzantini se distingue por su ambigüedad deliberada. La película no ofrece respuestas fáciles y deja al espectador con preguntas sin resolver. Los robos en locales comerciales, aparentemente elementos aleatorios, se entrelazan con los asesinatos, creando una red de sospechas y posibles conexiones que desafían la lógica narrativa. La película se centra menos en la resolución de los crímenes y más en el impacto emocional que tienen en los personajes. La trama se convierte, entonces, en un vehículo para reflexionar sobre el amor, el perdón, la venganza y la búsqueda de sentido en la vida. La integración de cameos de figuras del cine italiano, aunque a veces forzada, añade un toque de nostalgia y un guiño a la historia del séptimo arte, reforzando la conexión con el rico patrimonio cinematográfico de la península ibérica.

Sin embargo, la película no está exenta de fallos. Algunos momentos pueden resultar lentos y la narrativa, a pesar de su ambigüedad, podría sentirse a veces dispersa. No obstante, estos pequeños defectos palidecen ante la belleza visual de la película, la fuerza emocional de sus personajes y la atmósfera densa y melancólica que crea. “El cielo es siempre más azul” es, en definitiva, una obra que invita a la reflexión y que, a pesar de no ofrecer respuestas fáciles, deja una huella imborrable en la memoria del espectador. Es una película que te atrapa en su magia y te recuerda que, a veces, los secretos más profundos se esconden en los rincones más oscuros de nuestra propia alma.

Nota:** 7/10