Il futuro (2013)

“Il futuro” (El Futuro) no es un espectáculo grandilocuente ni un manifiesto sobre la pérdida. Es, en lugar de eso, una meditación sombría y perturbadora sobre el luto, la supervivencia y la desesperación que se arrastra por las entrañas de una metrópolis. La película de Marco Bellocchio se atreve a mostrar la brutalidad de la ausencia y la desorientación de dos adolescentes, Bianca y Tomás, quienes, tras la trágica muerte de sus padres, se encuentran abandonados a su suerte en las calles. La película no recurre a melodramas fáciles; en cambio, se sumerge en la crudeza de su experiencia, evitando la sensacionalización y centrándose en la representación visceral del duelo.

La dirección de Bellocchio es precisa y, a veces, casi cruel. Evita el sentimentalismo gratuito, preferiendo un estilo visual austero y realista. El uso de la cámara es deliberadamente cercano, como si fuéramos testigos privilegiados, pero también incómodos, de la desintegración de sus vidas. Hay una frialdad en la forma en que se representan los momentos de caos y desesperación, lo que refuerza la sensación de estar frente a una realidad implacable. La película no busca justificaciones, simplemente presenta la situación con una honestidad brutal, lo que, en mi opinión, es una de sus mayores fortalezas.

Las actuaciones de Valentina Costa como Bianca y Alessandro Borghi como Tomás son, sencillamente, extraordinarias. Costa, en particular, ofrece una interpretación que va más allá de lo meramente dramático. Demuestra una fragilidad conmovedora y una creciente dureza bajo la superficie, con una naturalidad que te atrapa desde el primer instante. Borghi, por su parte, ofrece una actuación igualmente potente, transmitiendo la confusión, el miedo y la ambigüedad moral de un joven desorientado por la pérdida y la necesidad de sobrevivir. Ambos actores logran crear personajes complejos y creíbles, con los que el espectador puede empatizar sin juzgar sus decisiones.

El guion, aunque lento en algunos momentos, es inteligente y evita los clichés del género. La introducción de Maciste, interpretado por Valerio Mastandrea, es un punto de inflexión crucial. Su personaje, un actor de teatro retirado con una visión del mundo particular, no es un salvador convencional. Representa una figura paterna sustituta, un hombre que se ofrece a cuidar a los niños a cambio de una humillante tarea, que se convierte en una forma de redención para él. La dinámica entre Maciste y los hermanos es el corazón de la película, un baile incómodo entre la necesidad, la esperanza y la ambigüedad moral. El guion se plantea preguntas importantes sobre la naturaleza de la familia, la moralidad y la forma en que afrontamos el duelo, sin ofrecer respuestas fáciles.

Si bien la película puede resultar difícil de ver en algunos momentos, su honestidad y su fuerza emocional son innegables. “Il futuro” no es una película para todos los públicos, pero para aquellos que estén dispuestos a sumergirse en un mundo de sombras y desesperación, es una experiencia cinematográfica intensa y memorable. Es una película que te hace pensar, te hace sentir y te deja con una inquietante sensación de incomodidad.

Nota: 7.5/10