“Il partigiano Johnny” es un retrato visceral y, a menudo, sombrío de la brutalidad implícita en la lucha de resistencia italiana durante la Segunda Guerra Mundial. Fabrizio Gifuni, en su dirección, no se anda con rodeos; opta por una estética austera y realista que, lejos de glorificar la guerra, la presenta como un infierno de supervivencia donde la idealización se disipa rápidamente. La película no se centra en grandes batallas o heroísmos individuales, sino en la lenta y dolorosa desilusión de Johnny, un joven estudiante de literatura con aspiraciones utópicas que se encuentra catapultado a la dura realidad de las montañas.
Stefano Dionisi ofrece una interpretación sorprendentemente sutil de Johnny. Su personaje no es un héroe mancheño, sino un individuo vulnerable, ingenuo y, al principio, excesivamente idealista. Vemos en él un deseo de hacer el bien, pero también una profunda inseguridad y un miedo palpable al fracaso. La gradual erosión de sus expectativas, la pérdida de sus compañeros y el constante temor a ser capturado son elementos que Gifuni construye con maestría, logrando que el espectador se identifique con el protagonista a pesar de sus defectos. La película aprovecha al máximo el personaje de Dionisi para transmitir la angustia y la desesperación de un individuo que se ve obligado a confrontar la fragilidad de sus sueños.
La banda sonora, minimalista y evocadora, contribuye a la atmósfera opresiva de la película. Se complementa perfectamente con las imágenes desoladoras de las montañas italianas, que se convierten en un personaje más en sí mismas. Sin embargo, la película no se limita a la descripción visual; el guion, a pesar de su ritmo pausado, es notablemente hábil en su desarrollo. Se centra en las pequeñas interacciones, en los momentos de camaradería y de desconfianza, en las conversaciones que revelan las motivaciones de cada uno. La evolución de la relación entre Johnny, Ettore y Pierre (interpretado por Toni Bertorelli) es particularmente interesante, mostrando cómo la necesidad de supervivencia puede poner a prueba incluso los lazos más sólidos.
Uno de los aspectos más fuertes de "Il partigiano Johnny" es su honestidad brutal. No hay momentos de glamour o de grandilocuencia. La película muestra la hambre, el frío, la enfermedad y la muerte con una naturalidad inquietante. La representación de las fuerzas ocupantes alemanas, así como del fascismo italiano, es realista y desmitificada, evitando caricaturas simplistas. Gifuni consigue, sin embargo, que el espectador comprenda la amenaza real que representan estos enemigos, no por su fuerza militar, sino por su crueldad y su falta de escrúpulos. La película se plantea preguntas importantes sobre la moralidad en tiempos de guerra y sobre la naturaleza humana bajo presión extrema, y ofrece una reflexión compleja sobre el precio de la libertad.
Nota: 8/10