Il permesso: 48 ore fuori (2017)

“Il permesso: 48 ore fuori” (Letra de Libertad: 48 Horas Fuera) no es, en absoluto, un melodrama sentimental fácil. Aunque la premisa inicial –cuatro personas condenadas, varones y una mujer, que reciben la improbable oportunidad de salir de prisión por 48 horas– promete un drama con toques de redención y reconciliación, la película de Gianni Amelio se revela como una reflexión profundamente compleja y a menudo incómoda sobre la justicia, la libertad, la memoria y el peso del pasado. Amelio, con su habitual sensibilidad y rigor, evita la armadura del sentimentalismo y se adentra en la dura realidad de quienes, a menudo, se encuentran al margen de la sociedad, con historias que, en su mayoría, desafían las expectativas.

La película no se centra en una única historia, sino que nos presenta cuatro relatos interconectados, cada uno con sus propias miserias y esperanzas. La historia de Marcus, un ex-soldado atormentado por el pasado, es particularmente potente. Su encuentro con su hija, una adolescente rebelde, lo confronta con las consecuencias de su deserción y la distancia emocional que ha creado. El encuentro, a pesar de su intensidad, es ambiguo y no ofrece una resolución definitiva. La historia de Antonio, un joven traficante de drogas, es, por contraste, más cruda y violenta, mostrando el brutal coste del crimen y la dificultad de abandonar esa vida. La historia de Paolo, un hombre ligado a un crimen, y la de la mujer, con sus vidas igualmente complejas, complementan el retrato general de un sistema que, a veces, parece desamparar a sus propios ciudadanos.

Amelio, como siempre, demuestra su maestría visual y narrativa. La dirección es precisa, evitando los clichés y enfocándose en los detalles que revelan la personalidad y la desesperación de sus personajes. El uso de la luz y la sombra es especialmente efectivo, creando una atmósfera opresiva pero también llena de matices. Las actuaciones son, en general, sólidas. Marco D'Auria, como Marcus, entrega una interpretación conmovedora y llena de matices, transmitiendo la carga emocional del personaje con una honestidad brutal. Los demás actores también cumplen su cometido, aportando profundidad y credibilidad a sus respectivos roles. Sin embargo, a veces, la película podría haber beneficiado de un mayor enfoque en un personaje en particular, lo que habría permitido profundizar en sus motivaciones y dilemas.

El guion, aunque adaptado de relatos reales, no es un mero montaje de anécdotas. Amelio, con la ayuda de sus guionistas, ha logrado construir una narrativa cohesionada y reflexiva. La película plantea preguntas difíciles sobre la naturaleza de la justicia y la capacidad del individuo para escapar de su pasado. La idea de la “libertad” se presenta como algo ambiguo y relativo; la salida de prisión no es, necesariamente, una oportunidad para la redención. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que invita al espectador a reflexionar sobre los límites de la justicia y la importancia de la memoria. Es un ejercicio de cinematografía que exige una atención plena y una disposición a confrontar la dura realidad de aquellos que, a menudo, son olvidados por la sociedad.

Nota: 8/10