Il vegetale (2018)

“Il Vegetale” es, ante todo, una declaración de intenciones: una apuesta audaz por la comedia absurda y la subversión de las expectativas. Fabio Rovazzi, más allá de su imagen como artista pop, demuestra una sorprendente versatilidad como actor, interpretando a un Fabio exasperante, un joven desorientado y víctima de una crítica familiar implacable. Su actuación, aunque a veces excesiva en su desesperación, genera empatía y permite al espectador conectar con la frustración de sentirse inútil y marginado. El personaje, y la forma en que se desenvuelve, es la base de una comedia que a veces se siente demasiado literal, pero que en el fondo explora temas universales como la búsqueda de la identidad, la aceptación y la complejidad de las relaciones familiares.

La dirección de Nicola Pacillo es decididamente impredecible. El ritmo de la película fluctúa entre la comedia slapstick, casi surrealista, y momentos de reflexión, a menudo a través de diálogos inesperados. Si bien esta ambivalencia puede resultar desconcertante en algunos momentos, también es lo que hace a “Il Vegetale” tan singular. La película no se toma las cosas en serio, ni siquiera a sí misma, y abraza la locura con una naturalidad admirable. Sin embargo, el uso recurrente de planos muy cercanos y de la cámara subjetiva, aunque efectivos al principio, comienzan a sentirse repetitivos, disminuyendo el impacto de algunas situaciones cómicas.

La interpretación de Luca Zingaretti, como el misterioso personaje de “il vegetale”, es un punto fuerte. Zingaretti aporta una presencia imponente y un carisma irresistible al rollo, creando un contraste cómico y a la vez conmovedor con la torpeza de Fabio. El personaje, aunque presentado como un ser enigmático, funciona como catalizador de la transformación del protagonista, obligándolo a cuestionar sus propias convicciones y su visión del mundo. La química entre Rovazzi y Zingaretti es palpable, y sus escenas juntos son, sin duda, las más memorables de la película.

El guion, escrito por Pacillo, Rovazzi y Bruschetta, es una mezcla de ideas brillantes y momentos de incoherencia. La trama, que evoluciona de manera inesperada, desafía la lógica convencional, pero a veces se pierde en un laberinto de detalles absurdos. A pesar de sus inconsistencias, el guion logra generar momentos de genuina hilaridad y, en ocasiones, incluso un toque de crítica social sutil. La crítica a la alienación del individuo en el mundo laboral y a la presión familiar son sutiles, pero presentes. Antonino Bruschetta, con su papel de la “abuela”, ofrece un alivio cómico crucial, aportando una perspectiva fresca y desinhibida al grupo.

En definitiva, “Il Vegetale” es una comedia peculiar, que no pretende complacer a todo el mundo. Es una película que exige una mente abierta y una disposición a dejarse llevar por su peculiaridad. Aunque pueda resultar desigual en algunos aspectos, su originalidad y su capacidad para generar momentos de carcajadas la convierten en una experiencia cinematográfica digna de ser vista.

Nota: 7/10