Imparable (2010)

“Imparable” no es un thriller de acción al uso; es, en esencia, una película sobre la responsabilidad, el coraje y la conexión humana frente a la adversidad. El director, Daniel Perez, ha logrado crear un ambiente de tensión palpable desde los primeros minutos, no a través de explosiones y persecuciones frenéticas, sino mediante la construcción gradual de una amenaza inminente y el desarrollo de la relación entre sus dos protagonistas: el veterano ingeniero, Benicio “Ben” Silva (interpretado con una fuerza tranquila por Ricardo Morales) y el joven conductor, Diego (un convincente Javier González). Morales, en particular, ofrece una actuación notable, su rostro refleja la experiencia, el peso del pasado y la determinación de evitar una catástrofe. Su Ben es un hombre marcado por un trauma sin explotar, un hombre que encuentra una segunda oportunidad en esta peligrosa misión.

La película se beneficia enormemente de un guion sólido, aunque no excesivamente original. La premisa – un tren contaminado a punto de descarrilar – es familiar, pero Perez la ejecuta con una sensibilidad que la eleva por encima de lo ordinario. El guion se enfoca en la lógica interna de la situación, en las decisiones que deben tomar los personajes y en las consecuencias de cada acción. No hay soluciones fáciles, ni milagros, solo la búsqueda desesperada de una solución pragmática bajo una presión extrema. La trama, aunque centrada en la acción, también explora temas de arrepentimiento, redención y la importancia de la colaboración. El diálogo es funcional, claro y, en ocasiones, impactante, contribuyendo a la atmósfera opresiva que envuelve la película.

La dirección de Perez es precisa y cuidadosa. Utiliza el espacio del tren y el entorno rural en el que se desarrolla la acción para generar un sentido de claustrofobia y vulnerabilidad. La fotografía, con tonos grises y ocres, acentúa la sensación de peligro y desolación. La banda sonora, aunque discreta, se integra perfectamente en la narrativa, subrayando momentos clave y elevando la tensión. Es importante destacar que el ritmo es deliberadamente pausado, permitiendo que el espectador se involucre en la historia y se identifique con los personajes. No hay apuros por alcanzar un clímax rápido; la película se basa en la construcción gradual del suspense.

A pesar de su enfoque en la tensión y el drama, “Imparable” también tiene momentos de genuina emoción. La relación entre Ben y Diego, que evoluciona a lo largo de la película, es el corazón de la historia. La dinámica entre el experimentado ingeniero y el joven conductor, inicialmente renuente y desconfiado, se transforma en una alianza basada en el respeto mutuo y la necesidad de supervivencia. La película nos recuerda que, a veces, la conexión más poderosa reside en la colaboración y la capacidad de confiar en los demás.

Nota: 7/10