Impulso (1990)

“Impulso” es una película que, a pesar de sus intenciones, no logra la complejidad y el impacto que prometía. La historia, centrada en Lottie Manson (interpretada por una potente Yrica Fitzpatrick), nos sumerge en el submundo de Hollywood durante la noche, donde la policía secreta, encubierta como frecuentadores de clubes, se enfrenta al tráfico de drogas y la prostitución de lujo. La premisa, intrigante y con el potencial de explorar las consecuencias morales de un trabajo peligroso, se ve a veces eclipsada por una ejecución algo torpe.

La dirección de James Miller es funcional, pero carece de la audacia y el pulso que podrían haber elevado la película. Hay momentos que se perciben con una atmósfera densa y amenazante, especialmente durante las escenas de persecución y confrontaciones, pero estos momentos a menudo se ven interrumpidos por un ritmo desigual y por un exceso de recursos visuales que, en lugar de intensificar la tensión, la desvían. La fotografía de James Tarrant, aunque cuidada en los detalles y con una paleta de colores impactante, a veces se siente demasiado estilizada, alejándose del realismo crudo que la historia exige. El uso de neblina y luces tenues es constante, pero a veces se transforma en un artificio, un efecto llamativo sin una función narrativa clara.

Yrica Fitzpatrick ofrece una interpretación sólida como Lottie Manson. La actriz logra transmitir la ambivalencia del personaje: una mujer atrapada entre su deber, su relación con el fiscal (un convincente David O’Hare) y sus propias convicciones morales. Su Lottie es vulnerable, inteligente y decidida, pero también marcada por el peso de sus errores. Sin embargo, la profundidad del personaje no se explora siempre en su totalidad, y algunas decisiones del personaje parecen forzadas para impulsar la trama. O’Hare, como el fiscal, aporta matices al personaje principal, evitando caer en estereotipos y mostrando un conflicto interno palpable en su lucha contra el crimen y su relación con Lottie.

El guion, escrito por Miller y Ben Miller, presenta algunos diálogos efectivos, pero también recurre a clichés y a situaciones predecibles. Aunque la película intenta abordar temas como la corrupción, la moralidad y las consecuencias de la violencia, estas reflexiones se presentan de manera superficial. Hay momentos de tensión genuina, pero la trama principal se complica con demasiados subplots y personajes secundarios que no contribuyen significativamente a la historia. La resolución, aunque satisfactoria en cuanto al desenlace del conflicto central, carece del impacto dramático que podría haberle otorgado un guion más elaborado. Se percibe, en definitiva, la intención de crear una película de suspense, pero la ejecución no siempre cumple con las expectativas.

Nota:** 6/10