In the Box (2015)

“In the Box” no es un thriller que te haga saltar de la silla, sino una experiencia visceral que te envuelve en una atmósfera de inquietante familiaridad. La película, dirigida por Petr Tichý, se instala en el alma del espectador mucho antes de que la trama comience a desplegar sus piezas más retorcidas, y esa es, quizás, su mayor fortaleza. La película se centra en Antónia Lišková, quien interpreta a una joven que se despierta en un garaje desolador, un espacio mínimo y claustrofóbico que se convierte en su prisión, y la sensación de jaqueca instantánea que provoca es palpable. Desde el primer segundo, se establece un tono de desasosiego que se construye con maestría a través del sonido, la iluminación y la puesta en escena.

La dirección de Tichý es impecable. Se evita caer en clichés del género, optando por una narrativa visualmente minimalista pero extremadamente efectiva. El garaje, con su oscuridad y su olor a óxido, se convierte en un personaje en sí mismo, y el uso de la luz y la sombra juega un papel fundamental en la creación de la tensión. La película no se centra en sustos baratos, sino en un escalofrío constante, generado por la incertidumbre y la sugerencia. Se utiliza el espacio para maximizar el impacto psicológico, y la cámara, por lo general, se mantiene a una distancia que observa a Antónia, como un espectador invisible, intensificando la sensación de aislamiento.

Antónia Lišková ofrece una actuación magistral. Su personaje, atrapada y confundida, transmite con total credibilidad el miedo, la desesperación y la creciente paranoia. La actuación es sutil, pero tremendamente poderosa. La química entre Lišková y el intérprete del secuestrador, un personaje enigmático y sutilmente desarrollado, es fundamental para el éxito de la película. La película no revela su motivación de inmediato, lo que añade una capa extra de intriga a la narrativa. El secuestrador, interpretado por Vojtěch Dyk, es un personaje complejo, con una vulnerabilidad que contrasta con sus acciones. Su comportamiento es ambiguo, y nunca se sabe en qué medida es una amenaza real.

El guion, adaptado de un relato de la escritora Eva Kant, se sustenta en la ambigüedad. No se ofrece respuestas fáciles; la película se pregunta más que da respuestas. La historia explora temas como la maternidad, la obsesión, la memoria y la naturaleza de la verdad. Se plantean dudas sobre la fiabilidad de los personajes y sobre la percepción de la realidad. La relación entre Antónia y su secuestrador es la pieza central de la narrativa, un estudio de la fragilidad humana y de los lazos familiares distorsionados. El ritmo, lento pero constante, permite que la tensión se acumule paulatinamente, culminando en un clímax inquietante que deja al espectador con la sensación de que la película ha terminado antes de lo que parece.

En definitiva, “In the Box” es una película perturbadora y memorable. No es un thriller convencional, sino una reflexión oscura y personal sobre la identidad y la memoria. Es una obra que te acompaña después de que terminen los créditos, invitándote a cuestionar lo que crees saber sobre ti mismo y sobre el mundo que te rodea.

Nota: 8/10