Tierras perdidas (2025)

“Tierras Perdidas” es una película que se atreve a abrazar el oscuro y melancólico corazón de los cuentos de terror de George R. R. Martin, aunque con un resultado que, a pesar de su ambición, no alcanza la excelencia completa. La historia, inicialmente, atrae con una premisa intrigante: una reina, Amara (Amara Okereke), consumida por la búsqueda de un amor trascendental, recurre a una bruja formidable, Gray Alys (Milla Jovovich), para obtener un poder que, irónicamente, le permitirá experimentar el más primal de los instintos. Esta dualidad – la búsqueda de la nobleza y la conexión humana contra la bestia interior – es central al conflicto emocional y, en gran medida, al éxito de la película.

Milla Jovovich aporta una presencia imponente y un aire de fragilidad a Gray Alys. Su interpretación no se limita a la fuerza física que la película le otorga; en cambio, la actriz logra evocar una profunda tristeza y un sentimiento de alienación. Existe una palpable carga de arrepentimiento en cada mirada, un reflejo de una vida consumida por decisiones que han marcado su destino. Sin embargo, el guion, aunque bien construido en su estructura general, se beneficia de momentos de mayor profundidad psicológica para la bruja, explorando, por ejemplo, los orígenes de su poder y las pérdidas que la han moldeado.

Dave Bautista, como Boyce, ofrece un alivio bienvenido en el tono opresivo de la película. Su personaje, aunque inicialmente presentado como un simple cazador, se revela como un hombre atormentado por su propio pasado y, paradójicamente, el único que parece comprender la verdadera naturaleza de las “Tierras Perdidas” y sus peligros. La química entre Bautista y Jovovich es notable, creando un vínculo que va más allá de la relación de mentor y protegido, otorgando a la historia un componente de camaradería que contrasta con la oscuridad que los rodea.

Visualmente, “Tierras Perdidas” es un triunfo. La dirección artística y el diseño de producción crean un mundo de fantasía desolado, plagado de criaturas grotescas y paisajes espectrales. La paleta de colores, predominantemente grises y marrones, enfatiza la sensación de desesperación y pérdida. La banda sonora, con piezas evocadoras y amenazantes, complementa a la perfección la atmósfera inquietante. No obstante, la película a veces se precipita en efectos especiales que, aunque decentes, carecen de la factura refinada que podría haber elevado la experiencia sensorial.

A pesar de sus fortalezas, la película no está exenta de fallos. El ritmo, por momentos, se vuelve irregular y algunos diálogos son un poco forzados. La trama, aunque intrincada, puede resultar confusa para el espectador que no está familiarizado con el universo de George R. R. Martin. Sin embargo, la película logra transmitir un mensaje poderoso sobre la naturaleza del deseo, el precio de la ambición y la importancia de enfrentar nuestros propios demonios internos. En definitiva, “Tierras Perdidas” es una experiencia cinematográfica oscura, inquietante y con un potencial desaprovechado.

Nota: 7/10