Inclinación sexual al desnudo (1982)

“Inclinación Sexual al Desnudo” es una película que no se ofrece para impresionar, sino para generar inquietud y provocar una reflexión incómoda sobre la identidad, el deseo y las convenciones sociales. Dirigida con una sutileza palpable por parte de Daniela Vidal, la película se centra en un microcosmos particular de vidas en declive y anhelos reprimidos. La trama, aparentemente sencilla, se desparrama como una maraña de pasiones ocultas, secretos y, sobre todo, la búsqueda desesperada de la pertenencia.

El guion, a pesar de su ritmo pausado y la falta de una narrativa lineal, es el verdadero corazón de la película. Vidal evita caer en clichés del drama lésbico, construyendo un universo donde las relaciones son complejas, ambiguas y, a menudo, dolorosas. No hay héroes ni villanos definidos. Cada personaje, desde Adriana, la matriarca taciturna que supervisa la producción de los vídeos, hasta Doris, la que lucha contra sus adicciones, y hasta el propio Victoria, un personaje profundamente vulnerable y, a la vez, sorprendentemente resiliente, se encuentra en un punto de inflexión, obligado a cuestionar sus valores y su propia identidad. La voz en off, que alterna entre los pensamientos de Victoria y la narración general, añade una capa de introspección que es fundamental para comprender la fragilidad de estos individuos.

Las actuaciones son, en su mayoría, sobresalientes. La protagonista, Victoria, interpretada por Elisa Carrió, logra transmitir una amabilidad desarmante que contrasta con la oscuridad que la rodea. Su vulnerabilidad es contagiosa, y su evolución a lo largo de la película es especialmente conmovedora. También merece una mención especial la actuación de Daniela Lanzetta como Adriana, que captura a la perfección la dureza y la melancolía de una mujer que ha construido su vida en torno a la producción de estos vídeos. Las relaciones entre los personajes se construyen con una naturalidad que permite al espectador conectar emocionalmente con ellos. La química entre las tres mujeres es palpable y añade una dimensión realista a la trama.

La dirección de Vidal es fundamental para la atmósfera que permea toda la película. La fotografía, en tonos apagados y con una iluminación que evoca la intimidad, contribuye a crear un ambiente opresivo y a subrayar la sensación de aislamiento de los personajes. La banda sonora, minimalista y evocadora, acompaña a la perfección las escenas clave, intensificando el impacto emocional de la trama. El tratamiento del desnudo es respetuoso y sensible, evitando la explotación y enfocándose en la representación de la intimidad y la vulnerabilidad. En definitiva, “Inclinación Sexual al Desnudo” es una película que no busca la espectacularidad, sino que se centra en la exploración de las complejidades del corazón humano, con una honestidad y una sensibilidad que la convierten en una obra digna de ser vista y reflexionada.

Nota: 7.5/10