Infielmente tuya (1984)

“Infielmente tuya” (titulada originalmente “Thank You for Being Late”) es una comedia de enredos de los que uno se sacude con una sonrisa forzada, aunque no sin cierta reflexión sobre su propia reacción ante la hipocresía y la necesidad de la aprobación. Dudley Moore, en un papel que parece construido a su medida, encarna a Dudley Davenport, un director de orquesta obsesionado con la perfección, tanto en su música como en su vida personal. La película, dirigida con una elegancia discreta por Robert Aldrich, se burla sutilmente de las pretensiones y la vanidad de la alta sociedad, creando un ambiente de sofisticada ironía que, a pesar de los clichés, resulta entretenida.

La historia, simple en su premisa, se convierte en un laberinto de mentiras, engaños y reacciones exageradas. Davenport, convencido de que su esposa, la enigmática Ann (Nastassja Kinski), está siendo infiel con el atractivo y despiadado violinista Stefano (Armand Assante), decide vengarse con una meticulosa planificación que culmina en un plan teatralmente elaborado. Aldrich, sin embargo, evita caer en la torpeza que a veces puede acompañar a estas comedias de enredo. La película se mueve a un ritmo pausado, permitiendo que la tensión se acumule gradualmente, y los diálogos, escritos por escritores hábiles como William Inge y George Axelrod, son afilados y llenos de doble sentido. La dirección de Aldrich, aunque no particularmente innovadora, consigue mantener el interés del espectador gracias a su atención al detalle y a la puesta en escena impecable.

Las actuaciones son, en su mayoría, sólidas. Dudley Moore, aunque a veces recurre a trucos cómicos que pueden parecer un poco forzados, ofrece una interpretación encantadora y llena de matices. Su personaje, al igual del resto de la galería de personajes, es ridículo pero también entrañable. Nastassja Kinski, siempre enigmática, aporta una presencia magnética a su papel, y Armand Assante, como el seductor Stefano, se muestra con una mezcla de carisma y amenaza que resulta cautivadora. El resto del elenco secundario, incluyendo a un David Niven con un papel de mentor, ofrece interpretaciones igualmente convincentes.

A pesar de la trama, que es algo predecible, la película se destaca por su tono cínico y su crítica mordaz de la clase alta. No es una comedia de aventuras llena de acción, sino más bien una reflexión sobre la superficialidad de las relaciones humanas y la necesidad de buscar la aprobación en un mundo donde la autenticidad a menudo se sacrifica en aras del decoro. Aldrich, a través de la cámara y de la banda sonora, explora las emociones contradictorias de Davenport, revelando su inseguridad y su deseo de ser amado y admirado. “Infielmente tuya” no busca despertar la lágrima, sino más bien provocar una sonrisa irónica ante la hipocresía y las complejidades de la condición humana.

Nota: 7/10