Infiltrada (2019)

“Infiltrada” (2023) es una película que, a pesar de sus elementos de espionaje clásicos, logra un halo de sofisticación gracias a su ambientación y a la ambigüedad que irradia su protagonista. La historia se centra en Rachel, interpretada con una intensidad palpable por Naazim Abid, una agente del Mossad que se ve asignada a Teherán con la misión aparentemente sencilla de infiltrarse en el mundo de los negocios iraníes y, en definitiva, espiar. Sin embargo, la trama evoluciona rápidamente, elevando la apuesta a una escala de peligros y giros inesperados que mantienen al espectador en un estado constante de tensión.

El guion, aunque no introduce conceptos particularmente novedosos dentro del género de espionaje, se beneficia enormemente de su ejecución. La película logra construir una atmósfera de intriga y sospecha con una notable maestría. Los diálogos son afilados y sugerentes, y las escenas de tensión, especialmente aquellas que involucran a Rachel en situaciones de riesgo, están coreografiadas con precisión y dinamismo. La película evita caer en clichés, preferiendo la sutileza y la insinuación para revelar la creciente complejidad de la situación y la dificultad que Rachel siente para mantener su doble vida. El ritmo es deliberadamente pausado en algunos momentos, lo que permite al espectador sumergirse en el mundo de Rachel y comprender mejor sus motivaciones. No obstante, a veces la lentitud se siente un poco forzada, ralentizando el desarrollo de algunos personajes secundarios.

La dirección de Daniel Sackar es elegante y visualmente atractiva. La película está rodada en gran parte en Teherán, y la ciudad se convierte en un personaje más, aportando un colorido y una vitalidad que contrastan con la frialdad de la misión de Rachel. La fotografía es impecable, con planos que capturan la belleza y la opulencia de la ciudad, pero también la amenaza que se esconde tras sus muros. La banda sonora, igualmente efectiva, acompaña la narrativa con una elegancia melancólica que refuerza el tono de intriga y melancolía de la historia. Abid ofrece una interpretación convincente como Rachel, transmitiendo tanto la vulnerabilidad como la determinación de la agente. Su mirada, llena de contradicciones y secretos, es el corazón de la película. Los actores que la acompañan, como el intérprete de Farhad, logran transmitir la ambigüedad moral de sus personajes, sembrando dudas sobre sus motivaciones y lealtades.

Aunque no es una obra maestra del género, “Infiltrada” es una película de espionaje inteligente y bien ejecutada. Logra mantener el interés del espectador gracias a su trama intrincada, su ambientación envolvente y las actuaciones sólidas de sus protagonistas. Se trata de una producción que, en lugar de ofrecer respuestas fáciles, plantea preguntas sobre la identidad, la lealtad y los límites de la moralidad. No es un espectáculo explosivo, pero sí una experiencia cinematográfica que invita a la reflexión.

Nota: 7/10