Ingenuas y peligrosas (2001)

“Ingenuas y peligrosas” es un reinicio divertido y sorprendentemente efectivo para una franquicia que había languidecido durante demasiado tiempo. La película no intenta imitar las comedias de acción de los 90 que la precedieron, sino que abraza la irreverencia y el caos con una energía contagiosa. La premisa, que involucra a un grupo de chicas adolescentes desafiando el sistema, resulta tanto atractiva como oportuna, resonando con la nostalgia por la energía juvenil y la necesidad de romper las barreras sociales. Sin embargo, la película va más allá de ser simplemente un homenaje; construye una historia con personajes complejos y situaciones hilarantes.

La dirección de Ken Marino es particularmente efectiva. Se nota un evidente respeto por el material original, pero también una voluntad de experimentar y de darle un nuevo aire a la historia. El ritmo es impecable, alternando momentos de suspense trepidante con secuencias cómicas que logran ser realmente originales. Hay una notable atención al detalle en las coreografías de los robos, que son visualmente sorprendentes y aportan un toque de autenticidad a las acciones de las chicas. La película consigue equilibrar la acción y la comedia, evitando que la primera domine por completo a la otra o viceversa. La banda sonora, que incluye canciones de los 80 y pop de los 90, contribuye significativamente a la atmósfera general, evocando un sentimiento de época y de aventura adolescente.

El elenco, encabezado por una Claire Wilson carismática como Diane, es, en su mayoría, excelente. Wilson logra transmitir la frustración y el temperamento explosivo de su personaje, pero también su vulnerabilidad y su lealtad hacia sus amigas. Las actuaciones de las otras chicas – incluida la siempre divertida Jessica Reitman como Kansas y una Rachel Mattox convincente como Lucy – son sólidas, y cada una aporta una personalidad única al grupo. La química entre las actrices es palpable, y eso se traduce en un humor natural y creíble. Particularmente destacable es la interpretación de Taylor Spreidt como Hannah; su personaje, con sus conflictos religiosos internos y su repentina conversión, es uno de los más interesantes del film.

Si bien la película se apoya en clichés de género, como el romance adolescente, el mal menor y el plan maestro del villano, lo hace de una manera inteligente y refrescante. El guion, escrito por el propio Marino y Michael McCullers, demuestra un sentido del humor sardónico y un agudo comentario sobre las expectativas sociales impuestas a las adolescentes. Se ríe de las obsesiones, los ideales y la presión por encajar, ofreciendo una visión realista – aunque exagerada – de la vida en el instituto. La trama, aunque predecible en algunos momentos, mantiene al espectador enganchado gracias a su ritmo acelerado y sus situaciones inesperadas. No obstante, es importante señalar que, como muchas comedias de acción con este tipo de premisa, el guion no se arriesga demasiado en cuanto a la complejidad narrativa.

En resumen, “Ingenuas y peligrosas” es una película divertida, entretenida y visualmente atractiva que sabrá complacer a los fans de la saga original y a aquellos que buscan una comedia de acción adolescente con un toque de irreverencia. Es una película que celebra la amistad, la valentía y la importancia de ser fiel a uno mismo, sin importar las consecuencias.

Nota: 7/10