Inside (2023)

“Inside” (Dentro), la debutante película de la directora Kornél Mundrucz, es una experiencia cinematográfica visceral y perturbadora que desafía al espectador de manera implacable. La película no se trata de un thriller convencional con giros argumentales fáciles; es una exploración descentralizada de la locura, el aislamiento y la fragilidad de la psique humana. Willem Dafoe, en un papel que seguramente le catapultará a un nuevo nivel de reconocimiento, ofrece una actuación magistral y absolutamente convincente como Nemo, un ladrón de arte consumido por la paranoia y la desconfianza, condenado a una existencia claustrofóbica dentro de un ático de alta tecnología. Su interpretación no es de heroísmo o de villanía, sino de un hombre en el borde de la razón, luchando por aferrarse a su propia identidad mientras la realidad se desdibuja alrededor de él.

La dirección de Mundrucz es la clave del éxito de la película. Evita el melodrama barato y la sobreexposición emocional, optando por un estilo visual frío, austero y minimalista que amplifica la sensación de claustrofobia y desesperación. La puesta en escena, con planos largos y contrapuntos visuales inquietantes, crea una atmósfera densa y opresiva. La película está construida como un documental, intercalando planos estáticos con imágenes de vigilancia y conversaciones telefónicas, que cuestionan constantemente la percepción del espectador y crean una sensación de vigilancia constante. Es una estrategia innovadora y efectiva, aunque puede ser inicialmente desconcertante para algunos espectadores.

La actuación de Dafoe es, sin duda, el corazón de la película. La fragilidad de Nemo es palpable en cada mirada, en cada susurro, en cada gesto. Le aporta una vulnerabilidad inesperada a un personaje que podría fácilmente haber sido reducido a un simple criminal. A su lado, Riley Keough como Poppy, la diseñadora de la tecnología del ático, ofrece una interpretación sutil pero poderosa. Su relación con Nemo es compleja y ambigua, marcada por la sospecha y el deseo, y su presencia aporta una dimensión emocional crucial a la historia. Sin embargo, el guion, aunque ingenioso en su concepto y en la ejecución de algunos momentos, no siempre logra profundizar en los matices de sus personajes. Algunos diálogos resultan algo expositivos, aunque esto puede ser intencionado para subrayar la alienación del personaje.

“Inside” no es una película para todos los gustos. Su ritmo pausado y su atmósfera inquietante pueden ser percibidos como lentos o incluso frustrantes. La película no ofrece respuestas fáciles ni un final convencional. En cambio, se queda con preguntas incómodas sobre la naturaleza de la realidad, la moralidad y la conexión humana. Es una película que te persigue mucho después de que los créditos finales han terminado, y que te obliga a reflexionar sobre los límites de la percepción y la fragilidad del ser humano. La banda sonora, austera pero efectiva, contribuye de manera significativa a la creación de la atmósfera de tensión y paranoia.

Nota: 7/10