“Inside Men” es una película que se erige como un estudio metódico de la venganza y la desconfianza, pero que, lamentablemente, no logra alcanzar la profundidad que promete. La dirección de Steven Knight, conocido por su trabajo en televisión como “Peaky Blinders”, entrega un ritmo pausado y una atmósfera opresiva que contribuyen a la sensación de inquietud constante, característica que ciertamente le queda bien. Knight se centra en la lente de un hombre consumido por el rencor, y visualmente, la película transmite una sensación palpable de aislamiento y paranoia. Los planos largos, los silencios incómodos y la fotografía en tonos grises y apagados, son herramientas eficaces para crear esta atmósfera, aunque a veces resultan un tanto repetitivas y podrían haber sido empleadas de forma más sutil.
El guion, escrito y supervisado por Knight, se aferra a una premisa intrigante: la lucha de un antiguo asesor legal contra el político que lo abandonó tras un escándalo. Sin embargo, la película se pierde en detalles excesivos y en diálogos que, en ocasiones, palidecen en su impacto. Se introduce un elemento de investigación policial que, aunque sirve para introducir giros inesperados, parece forzado y poco integrado en el núcleo central de la historia. La justificación de las acciones del protagonista, mientras que comprensible, no se explora con suficiente matiz, dejando que su venganza parezca, a veces, un poco motivada por el mero impulso. La trama, en su segunda mitad, se complica innecesariamente, diluyendo la fuerza del drama original. El uso del suspense, a pesar de estar presente, no logra generar una tensión real, sino más bien un tedioso análisis de personajes.
El núcleo de la película reside en las actuaciones. Gabriel Byrne, en el papel del asesor deshilachado, ofrece una interpretación impecable, transmitiendo con maestría el peso de la traición y la pérdida de la confianza. Su mirada, cargada de amargura y vulnerabilidad, es la clave para conectar con el espectador. No obstante, el resto del reparto, incluyendo a Jake Gyllenhaal, que interpreta al político, no logra alcanzar la misma altura. Sus personajes, en general, se sienten algo planos y estereotipados, lo que perjudica la credibilidad de sus motivaciones. La química entre Byrne y Gyllenhaal, fundamental para el impacto emocional de la historia, resulta limitada, contribuyendo a una sensación de desapego ante las decisiones que toman.
En definitiva, "Inside Men" es una película con potencial desaprovechado. La dirección es competente, Byrne ofrece una actuación destacada y la premisa es interesante. Sin embargo, el guion, con sus excesos narrativos y su ritmo desigual, no consigue elevar la película por encima de lo mediocres. La película se queda en un terreno de ambigüedad moral sin llegar a explorar verdaderamente las complejidades de la traición y la responsabilidad. Se siente como una oportunidad perdida para un thriller psicológico más profundo y resonante.
Nota: 6/10
