Instinto (1999)

“Instinto” (Instinct), la ópera prima de Robert Zemeckis, no es un thriller convencional, sino una perturbadora meditación sobre la naturaleza humana, el aislamiento y la desesperación. La película, que en su momento generó considerable controversia debido a su uso de captura de movimiento, se sostiene gracias a la singularidad de su premisa: un hombre, Ethan Powell, convive en Ruanda con gorilas y, inexplicablemente, está implicado en una serie de crímenes. La película no se basa en la acción explosiva, sino en la lenta e implacable construcción de la atmósfera, y en la exploración psicológica de sus dos protagonistas.

Idris Elba ofrece una actuación magistral como Ethan Powell. Su interpretación es increíblemente sutil, comunicando el trauma profundo y la desorientación de un hombre cuya vida ha sido marcada por el silencio y el rechazo. La captura de movimiento, aunque inicialmente divisiva, se integra con notable eficacia en su caracterización, permitiendo a Elba transmitir una gama de emociones, desde la vulnerabilidad extrema hasta la amenaza latente. La película evita la caricatura, mostrando un personaje que, aunque perturbado, posee una quietud cautivadora. De igual manera, Dermot Mulroney, como el psiquiatra Theo Caulder, se beneficia de la técnica, aunque su personaje puede sentirse algo menos desarrollado, su ambición implacable y su necesidad de resolver el enigma de Powell son palpables.

El guion, adaptado de la novela de Stephen King, es lo que verdaderamente eleva la película. Zemeckis y sus colaboradores evitan los clichés del género, optando por un ritmo pausado y una exploración profunda de la relación entre Powell y Caulder. La película no explica por qué Powell vive en la jungla, ni por qué comete los crímenes que se le imputan. En cambio, se centra en el proceso de “desprogramación” de Powell, un intento de recuperar su humanidad. El guion se basa en el silencio y la incomunicación, utilizando el lenguaje corporal, la mirada y el entorno natural para transmitir la historia. Las secuencias en la jungla son visualmente deslumbrantes, transmitiendo la inmensidad y el misterio del lugar. El uso del sonido es especialmente efectivo, creando una sensación de aislamiento y paranoia.

Sin embargo, la película no está exenta de problemas. A veces, el ritmo excesivamente lento puede resultar frustrante, y la falta de explicaciones puede dejar al espectador con una sensación de incomodidad. Además, la captura de movimiento, aunque generalmente exitosa, puede ser perceptible en algunas escenas, lo que puede distraer de la inmersión en la historia. No obstante, “Instinto” es una experiencia cinematográfica única, que desafía las convenciones del género y nos invita a reflexionar sobre la fragilidad de la mente humana y los límites de la comprensión.

Nota: 7/10