Instinto maternal (1995)

“Instinto Maternal” no es un thriller puro, ni un drama familiar convencional, sino una película que se instala en la piel de la ambigüedad moral, desdibujando las líneas entre el amor, la posesión y el trauma. Jessica Lange, en un papel que le otorga un respiro a su trayectoria, ofrece una interpretación que va más allá de la simple maternalidad; es una mujer compleja, atormentada por un pasado turbio que la vuelve vulnerable y, a la vez, implacable. Lange no se limita a interpretar un rol de madre sustituta; nos entrega una lectura íntima y visceral de la lucha interna de una mujer que ha reconstruido su vida a través de un hijo que no es suyo, pero que ha elegido como el eje central de su existencia. Su mirada, cargada de melancolía y un dejo de desesperación, es el corazón palpitante de la película.

La trama, centrada en la búsqueda del niño por parte de su madre biológica, Halle Berry, es un vehículo para explorar las consecuencias del abandono, el peso del pasado y la dificultad de perdonar. Berry, aunque menos protagonista que Lange, aporta una fuerza y una determinación innegables. Su personaje, también marcado por el dolor, se enfrenta a un dilema moral que la obliga a cuestionar su propio pasado y su capacidad para amar. La química entre Lange y Berry es palpable, no en un sentido romántico, sino en una tensión contenida que surge de una lucha por la custodia de un ser querido.

Sin embargo, la película realmente brilla gracias a la dirección de Robert De Niro. Le da a Lange la libertad de explorar las profundidades de su personaje sin caer en clichés. El ritmo es deliberadamente pausado, permitiendo que la tensión se acumule gradualmente, creando una atmósfera opresiva y claustrofóbica. De Niro evita soluciones fáciles, dejando al espectador con la incertidumbre sobre quién tiene la razón. La cinematografía, oscura y sobria, contribuye a esta sensación de desasosiego y a la ambigüedad general del relato. Se presta especial atención a los espacios interiores, que reflejan la soledad y la incomunicación de los personajes.

El guion, coescrito por Eric Roth, es inteligente y provoca reflexiones. No ofrece respuestas simplistas, sino que plantea preguntas incómodas sobre la naturaleza de la maternidad, la identidad y el derecho a la custodia. La película no se centra en la acción o el suspense, sino en el desarrollo psicológico de los personajes y en la exploración de sus motivaciones. Samuel L. Jackson, con su característico papel de abogado combativo, aporta un contrapunto con su pragmatismo y su sentido de la justicia. Su personaje es un catalizador que obliga a Lange a confrontar sus propios demonios. Es una actuación sólida, aunque dentro de un marco narrativo que prioriza el drama psicológico.

En definitiva, "Instinto Maternal" es una película inquietante y reflexiva que se queda en la memoria. No busca entretener, sino provocar. Es un retrato complejo de la maternidad en todas sus facetas, unida a una historia de reivindicación y un drama íntimo. No es una película fácil de ver, pero su profundidad y su ambigüedad la convierten en una experiencia cinematográfica memorable.

Nota: 7/10