Interiores (1978)

“Interiores” es una película que se instala en la mente como una plaga persistente, te arrastra a un ambiente claustrofóbico y opresivo que, aunque se desarrolla en una casa aparentemente sencilla, se convierte en un crisol de resentimientos, silencios y una profunda incapacidad para comunicarse. La dirección de Charles Sturling es magistral en su enfoque minimalista y en la construcción de tensión. No recurre a sustos baratos ni a explosiones visuales; su maestría reside en la sutileza, en el uso del silencio y en la habilidad de mostrar el deterioro emocional de los personajes a través de pequeños detalles: una mirada, un gesto, un intercambio vacío de palabras. Sturling construye un ambiente tan denso que la propia casa parece palpitar con la carga emocional que la envuelve.

El guion, adaptado de la novela de Ruth Rendell, es, en mi opinión, uno de los puntos fuertes de la película. No busca explicar, sino que plantea preguntas incómodas sobre la naturaleza del amor, la maternidad, el perdón y la redención. La historia no se centra en un drama de acción, sino en la exploración del conflicto interno de cada personaje. La novela, y por extensión la película, nos presenta personajes complejos, imperfecciones y motivaciones dudosas. La película no glorifica a ninguna de ellas, y eso le otorga una valiosa honestidad. La ambigüedad moral es deliberada y contribuye a que la experiencia cinematográfica sea profundamente perturbadora.

Las actuaciones son impecables. Maxine Elliott, como Eve, ofrece una interpretación que supera con creces las expectativas. Su transformación, del personaje aparentemente frágil y desesperado a una mujer que busca, con resultados parciales, reclamar el control de su vida, es cautivadora y, a la vez, terriblemente realista. Las tres hijas, interpretadas por Abigail Breslin, Casey Affleck y Rooney Mara, aportan capas de complejidad a la narrativa. Cada una está llevando su propio peso emocional, y sus interacciones son llenas de tensión y resentimiento latente. Casey Affleck, en particular, ofrece una actuación particularmente conmovedora, transmitiendo la desesperación silenciosa y la necesidad de conexión de su personaje con una sutileza devastadora. Se nota que han logrado empatizar genuinamente con las problemáticas de sus personajes, lo que se traduce en actuaciones creíbles y poderosas.

A pesar de su lentitud en algunos momentos, "Interiores" es una película que te obliga a reflexionar mucho después de que los créditos finales hayan terminado. Es una obra que no ofrece respuestas fáciles y que, en cambio, te invita a contemplar las profundidades del comportamiento humano y la dificultad de superar las heridas del pasado. Su atmósfera opresiva y la honestidad brutal con la que retrata las relaciones familiares la convierten en una experiencia cinematográfica memorable, aunque no agradable. La película no busca complacer, simplemente, muestra.

Nota: 8/10