“Intitulada” no es precisamente una explosión de originalidad cinematográfica, pero logra mantener la atención del espectador con una atmósfera melancólica y una exploración, aunque previsible, de las dificultades inherentes a la creación artística y las relaciones amorosas. La película, dirigida por Kevin Klinger, se centra en Madeleine Gray (Marley Shelton), una galerista de arte que se ve inmersa en un romance con Adrian (Adam Goldberg), un compositor con una sensibilidad y una visión del mundo que, al principio, contrastan significativamente con la suya. Este choque inicial es el motor principal de la trama, un conflicto que trasciende lo puramente romántico y se adentra en una reflexión sobre la naturaleza de la expresión artística, el valor del arte y la dificultad de conectar con alguien que vive en un universo emocional tan diferente.
La dirección de Klinger es discreta, priorizando la intimidad de los personajes y la creación de un ambiente visualmente atractivo, aunque un tanto impersonal. El film se ambienta en el mundo de la alta cultura de Nueva York, y la fotografía, con sus tomas en espacios blancos y luminosos, evoca el universo del arte contemporáneo y la sofisticación de la ciudad. Sin embargo, esta estética, a pesar de ser agradable a la vista, no aporta nada de originalidad narrativa. Se siente un ligero deseo de que la película se atreviera a mostrar más de las complejidades de la galería y de la vida cotidiana de Madeleine.
Las actuaciones son sólidas. Marley Shelton ofrece una interpretación convincente de Madeleine, transmitiendo su inseguridad, su pasión por el arte y su lucha por encontrar su lugar en el mundo. Su Madeleine es vulnerable, inteligente y ligeramente frágil, lo que la hace fácilmente identificable para el espectador. Adam Goldberg, por su parte, realiza un trabajo preciso como Adrian, un hombre complejo y atormentado por su propia creatividad. Su personaje, aunque a veces un poco unidimensional, aporta una profundidad emocional al conflicto central. La química entre Shelton y Goldberg es palpable y contribuye significativamente al interés de la trama. Sin embargo, no llegamos a conocer las motivaciones profundas de Adrian de forma tan completa como querríamos.
El guion es la debilidad más evidente de la película. La historia, aunque bien intencionada, se desarrolla de manera algo predecible y carece de giros sorprendentes. Las conversaciones entre los personajes, en ocasiones, se sienten forzadas y expositivas, utilizando el diálogo para explicar, en lugar de mostrar. Se intenta transmitir una reflexión sobre el arte y la relación entre el arte y el alma humana, pero este mensaje a veces queda superficial y se diluye en un ritmo lento y contemplativo. La película se pierde en momentos de introspección que podrían haber sido más impactantes si hubieran estado mejor integradas en la narrativa. En definitiva, "Intitulada" ofrece un escape agradable y visualmente atractivo, pero no deja una huella duradera.
Nota: 6/10