Ip Man. La leyenda (2010)

“Ip Man. La leyenda” no es simplemente una biografía; es una inmersión profunda en las raíces de una filosofía, un estudio de personaje que explora la evolución de un hombre y la profunda resonancia de su arte marcial. Esta precuela, lejos de competir con el aclamado biopic de Don Lee, se erige como un documento valioso sobre el nacimiento y la consolidación del Wing Chun, presentando a Ip Man como un joven de ideas fervientes y una ética inquebrantable en un período de turbulencias políticas y sociales en Hong Kong. La película, dirigida por David Ellis, se beneficia enormemente de su enfoque en el desarrollo del personaje, mostrando el joven Ip Man navegando por una vida llena de retos y decisiones que definieron su camino.

La dirección de Ellis es, en general, competente. Logra evocar la atmósfera del Hong Kong de principios del siglo XX, utilizando una fotografía con matices cálidos y un diseño de producción que refleja la opulencia y el caos de la ciudad. Sin embargo, la película no se permite ser excesivamente estilizada, optando por una narrativa directa y, a veces, un tanto lenta. Esto, aunque honesto con la naturaleza del material, podría resultar tedioso para algunos espectadores. La coreografía de las artes marciales, crucial para este tipo de película, es impresionante y, lo que es más importante, convincente. Las escenas de combate no se reducen a un espectáculo violento, sino que se integran con propósito, explicando la efectividad del Wing Chun y la mentalidad de Ip Man: precisión, economía de movimientos y un profundo conocimiento del oponente. No se trata de dominar con fuerza bruta, sino de anticipación y control.

El núcleo de la película reside en la interpretación de Alex Fong, quien ofrece una actuación notable como el joven Ip Man. Fong logra transmitir la intensidad de un hombre con una convicción inquebrantable, una mirada profunda y una determinación silenciosa. No se trata de un héroe carismático, sino de un individuo pragmático, apegado a sus principios y dispuesto a defenderlos a toda costa. La película se beneficia de este retrato más humano y menos idealizado de Ip Man. Las actuaciones secundarias, especialmente las de los personajes que representan a la gendarmería local, aportan un toque de humor negro y de crítica social, subrayando las limitaciones del sistema y la justificación, por parte de Ip Man, de sus actos. La relación entre Ip Man y su mentor, Yeung Sau Bo (interpretado con dignidad por Ng Man-lung), es también un elemento central y se desarrolla de forma convincente, mostrando la transferencia de conocimientos y el respeto mutuo que une a los dos hombres.

Sin embargo, el guion, aunque bien intencionado, carece de la chispa narrativa necesaria para mantener el interés constante. A pesar de su longitud, la película se siente a veces un tanto estirada, con algunos momentos innecesarios que ralentizan el ritmo. El enfoque en la filosofía del Wing Chun, aunque importante, podría haber sido presentado de una forma más dinámica, complementando la acción con una reflexión más profunda sobre el significado de las técnicas de lucha. A pesar de ello, “Ip Man. La leyenda” es una película valiosa para aquellos interesados en conocer las orígenes de una de las artes marciales más innovadoras del mundo, y ofrece una perspectiva fresca y honesta sobre el hombre que se convertiría en su maestro.

Nota: 7/10