I.S.S. (2024)

“I.S.S.”, la reciente película de Robert Wise, se presenta como una distopía de ciencia ficción claustrofóbica y llena de tensión, una cinta que explora la fragilidad de la paz y la capacidad humana para adaptarse a la desesperación. Aunque no llega a ser una obra maestra, la película posee un mérito considerable: una atmósfera opresiva, guiones inteligentes y un juego de las actuaciones que se sostiene a lo largo de su metraje. La historia, sencilla en su planteamiento, se convierte en un estudio psicológico fascinante sobre la moralidad bajo presión, obligando al espectador a cuestionarse qué haría él mismo en una situación similar.

La dirección de Wise logra crear un ambiente de incertidumbre constante. La estación espacial, visualmente representativa de la soledad y la deshumanización, se convierte en un laboratorio psicológico donde se ponen a prueba los límites de los astronautas. Las secuencias de la misión, con su ritmo pausado y la ausencia de efectos especiales ostentosos, reflejan la lentitud y la vulnerabilidad que experimentan los protagonistas. El uso del sonido, especialmente el silencio interrumpido por las comunicaciones urgentes y los sonidos metálicos de la estación, contribuye enormemente a la sensación de aislamiento y peligro inminente. No se trata de una película de acción convencional; la amenaza no se revela en explosiones o persecuciones, sino en la creciente paranoia y en la desconfianza mutua entre los miembros de la tripulación.

Las actuaciones son, en su mayoría, excepcionales. Eric Close, como el comandante de la NASA, Mark Watney, transmite una mezcla perfecta de determinación, desesperación y un profundo temor por el futuro de la humanidad. La interpretación de Tom Sizemore, como el astronauta Mark Miller, es igualmente convincente. El actor logra capturar la evolución de su personaje, desde la inicial incredulidad ante las órdenes secretas hasta la aceptación sombría de su nuevo rol. El resto del elenco secundario, incluyendo a la actriz que interpreta a la especialista en comunicaciones, contribuyen al peso de la narrativa. Es notable la forma en que los actores manejan la tensión psicológica, evitando caer en clichés dramáticos y ofreciendo interpretaciones sutiles pero poderosas.

Sin embargo, el guion presenta algunas debilidades. Si bien la premisa es interesante, la construcción de los motivos detrás de la decisión de involucrar a los astronautas es un tanto vaga. Se intuye la inminencia de una guerra nuclear, pero las explicaciones, aunque presentes, no se profundizan lo suficiente. Además, algunos diálogos resultan un poco forzados, con una tendencia a la didáctica que resta naturalidad a las interacciones entre los personajes. No obstante, la película logra mantener el interés del espectador gracias a su atmósfera inquietante y a su exploración de temas universales como la responsabilidad, el sacrificio y la supervivencia. Es una película que invita a la reflexión, dejando una sensación persistente de melancolía y de un futuro incierto. La tensión, en general, se construye de manera efectiva, generando momentos genuinamente impactantes.

Nota: 7/10