“ITA Live: Kings of War” no es una película para pasar desapercibida, ni mucho menos para disfrutar de una experiencia cinematográfica ligera y entretenida. Más bien, es una experiencia teatral intensificada, una disección implacable del poder político a través de la lente de la historia europea. Ivo van Hove, el director, no se limita a contar una historia; nos sumerge en la brutalidad y la hipocresía inherentes a la lucha por el control, un tema tan actual como lo fue hace quinientos años. La película, a pesar de estar filmada, conserva la esencia de una puesta en escena teatral, con un montaje que favorece el impacto emocional y visual sobre la narrativa lineal.
La película, a caballo entre la historia y la alegoría, presenta un elenco excepcional que aporta una profundidad asombrosa a los personajes. Ramsey Nasr, que a menudo nos ha visto en un papel más cómico, demuestra una gran versatilidad interpretativa, ofreciendo una representación contundente de un líder ambicioso y desprovisto de escrúpulos. Eelco Smits y Hans Kesting, por su parte, personifican la tradición y la lealtad, dos valores que se ven brutalmente desafiados en un contexto de conflicto constante. Hugo Koolschijn, con su rostro y su mirada, encarna la desesperación y la pérdida, elementos fundamentales para comprender la dimensión humana de la guerra. La química entre los actores es palpable, transmitiendo la tensión y el conflicto tanto interno como externo.
Lo más destacable de “ITA Live: Kings of War” reside en el guion, adaptado magistralmente por Rob Klinkenberg. No se adhiere a una narración histórica fiel, sino que utiliza fragmentos de la Guerra de los Cien Años y las Rose Wars como un marco para explorar temas universales como la ambición, la traición, la manipulación y la búsqueda del poder. La película no rehuye la violencia ni la hipocresía, exponiendo las estrategias manipuladoras y los sacrificios que se realizan en nombre de la "gloria" o la "herencia". La reinterpretación de la historia no busca glorificar la guerra, sino revelarla como un reflejo de la naturaleza humana, con sus luces y sus sombras. La constante repetición de imágenes y situaciones crea un efecto perturbador, subrayando la circularidad del poder y la inevitabilidad del conflicto.
Si bien la dirección de van Hove y las interpretaciones del elenco son sobresalientes, la película no es perfecta. El ritmo, por momentos, puede ser lento y la densidad conceptual podría resultar compleja para algunos espectadores. Sin embargo, estos son pequeños inconvenientes frente a la potencia visceral y el impacto duradero de la obra. “ITA Live: Kings of War” es una experiencia cinematográfica que invita a la reflexión y al debate, una película que nos obliga a confrontar la realidad de la guerra y sus consecuencias en la condición humana. Es, en definitiva, una película que permanece en la mente mucho después de que termina los créditos.
Nota: 8/10