Itty Bitty Titty Committee (2007)

“Itty Bitty Titty Committee” es una película que, desde el primer momento, desafía la normalidad y provoca una mezcla compleja de reacciones: desde la incomodidad inicial hasta la fascinación por su audaz propuesta y, a menudo, desconcertante, estilo. Dirigida por la propia protagonista, la escéptica Anna, la película se erige como un manifiesto feminista que, lejos de ser una simple sátira, se adentra en un territorio incómodo y a veces pretencioso, pero con una sinceridad que es difícil ignorar. La película se construye como un ejercicio de autodescubrimiento para Anna, interpretada con una honestidad brutal por la actriz, también responsable de la dirección, Lauren Slate.

Slate no rehuye la mirada explícita, y la película no se esconde detrás de metáforas. Las imágenes son directas, incluso chocantes para los espectadores acostumbrados a un tratamiento más sutil de la sexualidad femenina. Si bien este enfoque puede resultar problemático para algunos, es fundamental entender que la intención, según parece, es precisamente esa: exponer la omnipresencia de la sexualización femenina en la cultura popular y, a la vez, provocar una reflexión sobre las expectativas y las presiones sociales que se imponen a las mujeres. Sin embargo, la película se desliza, en ocasiones, en una exageración que oscila entre lo irónico y lo gratuito, lo que disminuye su impacto y abre la puerta a interpretaciones superficiales.

La banda sonora punk-feminista, como sería de esperar, es un componente crucial de la película. Las canciones, auténticas y con letras comprometidas, refuerzan el mensaje subyacente y contribuyen a la atmósfera visceral de la película. La película no intenta ser un drama con un gran argumento; su valor reside en la autenticidad de las conversaciones y las dinámicas entre los personajes. La relación entre Anna y Sadie, la líder del Clits In Action, es el núcleo de la película y se desarrolla con una naturalidad que sorprende. La interpretación de Sadie es sólida, transmitiendo tanto la autoridad y la convicción de su líder, como su vulnerabilidad y sus propias dudas.

La dirección de Lauren Slate, aunque desigual en algunos momentos, demuestra un gran control sobre el ritmo y la atmósfera de la película. Hay momentos de gran brillantez visual y narrativa, pero también secuencias que se sienten forzadas y artificiales. El guion, en general, es sólido, aunque a veces se ve afectado por un tono demasiado didáctico y por la falta de desarrollo de algunos personajes secundarios. La película, en definitiva, es un experimento cinematográfico que busca generar debate y provocar la reflexión sobre la feminidad y la cultura. No es una película fácil de ver, ni fácil de digerir, pero su audacia y su mensaje, aunque a veces simplificado, merecen ser apreciadas. Es una obra que, lejos de ofrecer respuestas fáciles, invita a cuestionar los cánones de belleza y los estereotipos de género.

Nota: 6/10