The Jack in the Box: El ascenso (2024)

“The Jack in the Box: El ascenso” es una entrega que, en lugar de elevar el estándar del subgénero de terror sobrenatural, se conforma con ofrecer una experiencia de suspenso y gore estilizado, aunque con cierta desconexión narrativa. La película, ambientada en un internado británico con un aura de misterio y aislamiento, construye eficazmente un ambiente claustrofóbico desde el principio, aprovechando al máximo la arquitectura del edificio y la luz tenue para generar una atmósfera de inquietud palpable. La película se centra en Chloe, la protagonista, interpretada por Anya Taylor-Joy, quien, a pesar de una presencia relativamente limitada en la trama, transmite una vulnerabilidad convincente que atrae al espectador hacia su situación desesperada.

La dirección de Christopher Kent, aunque competente, carece de un estilo distintivo que pudiera darle a la película una identidad propia. Las secuencias de terror, con explosiones de sangre y efectos especiales, son visualmente atractivas pero a menudo carecen de un ritmo dramático que las haga más impactantes. El director parece centrarse en la ejecución de los momentos de violencia que, aunque abundantes, a veces se sienten como un mero recurso para llenar los espacios narrativos vacíos. Sin embargo, el uso de la música, especialmente la banda sonora, es notable y contribuye considerablemente a la tensión, empleando arreglos inquietantes que anticipan cada nuevo ataque.

El guion, escrito por Ben Evans y Ben Price, presenta una premisa interesante pero se ve afectado por un desarrollo poco inspirado. La historia de la caja de muñecas, un artefacto ancestral con una conexión macabra con un demonio sediento de almas, es un cliché del género, pero la película no se aventura a explorar suficientemente las implicaciones psicológicas de su historia. Los personajes secundarios, aunque relevantes para la trama, se sienten caricaturescos y poco desarrollados, lo que impide que el espectador se preocupe genuinamente por su destino. El ritmo narrativo es desigual, alternando entre momentos de gran tensión y otros de relleno que ralentizan el compás de la historia. La estructura, en esencia, se basa en una acumulación de ataques al demonio, lo que puede resultar repetitivo a medida que avanza la película.

A pesar de sus defectos, “The Jack in the Box: El ascenso” ofrece momentos de puro terror que, sin duda, complacerán a los fans del género. El maquillaje y los efectos especiales son de alta calidad y se utilizan para crear imágenes impactantes y perturbadoras. La actuación de Taylor-Joy es uno de los puntos fuertes de la película, dotando de vitalidad y desesperación a un personaje que, en manos menos cuidadas, podría haber resultado plano y meramente funcional. La película no es una obra maestra, pero cumple su cometido de ofrecer una experiencia de terror satisfactoria para aquellos que buscan una película de sustos rápida y visceral. Si bien no la eleva a ser un clásico, sí esplandece el catálogo de películas de terror del subgénero de demonios y muñecas antiguas.

Nota: 6/10