“Jackie & Ryan” es, en su esencia, una película sobre la esperanza tejida a través de melodías y la valentía de enfrentar el pasado. La historia, aunque no particularmente original en su planteamiento, logra captar la atención gracias a la sensibilidad con la que se desarrolla su drama romántico. La dirección de dirección de Ben Hall es notable por su atmósfera intimista y un ritmo pausado que permite al espectador conectar con los personajes y sus luchas. Hall logra construir un ambiente rural americano que envuelve la historia y que, sin embargo, no siempre logra sentirse crudo o auténtico, optando por una estética algo pulida que, si bien es agradable a la vista, resta un poco de realismo palpable.
El corazón de la película reside en las interpretaciones de los actores principales. Jake Matthews como Ryan, el cantautor inseguro y atormentado por sus fracasos, transmite un anhelo palpable por la creación y la aceptación. Su interpretación es sutil, llena de matices y de momentos de vulnerabilidad que funcionan especialmente bien. Al contrario, Julia Jones como Jackie, madre soltera y dedicada, es igualmente convincente. Jones aporta una fuerza interior silenciosa y una determinación admirable en su lucha por recuperar el tiempo con su hija. La química entre ambos actores es genuina y, a menudo, la conexión musical que comparten se siente orgánica y creíble, convirtiéndose en el hilo conductor que une sus caminos.
El guion, aunque bien intencionado, presenta algunas debilidades. La trama, centrada en la custodia de la hija y la búsqueda de la identidad musical, se desarrolla a un ritmo que a veces se siente demasiado lento. Las escenas que involucran la batalla legal y los enfrentamientos con la ex pareja de Jackie, aunque necesarias, no están tan desarrolladas como podrían estarlo y podrían haber añadido más tensión a la narrativa. La musicalización, si bien presente y apreciable, a veces se siente un poco expositiva, casi como si la música sirviera únicamente para narrar lo que ya se está mostrando en la pantalla. Se podrían haber explorado los procesos creativos de Ryan con mayor profundidad y que la música fuera parte integral de su lucha interna, más allá de un mero acompañamiento emocional.
A pesar de estas fallas, “Jackie & Ryan” logra ofrecer un romance reconfortante y una reflexión sobre la importancia de la perseverancia. Es una película que te cala hondo en lo emocional y te recuerda que, a veces, el amor puede encontrarse en los lugares más inesperados y que la música, en su forma más pura, puede ser un bálsamo para el alma. No es una obra maestra cinematográfica, pero sí una experiencia cinematográfica agradable que te deja pensando en la posibilidad de superar las adversidades con valentía y con un poco de música.
Nota: 6/10