Jane (2017)

“Jane” no es un documental cualquiera; es una experiencia sensorial, un viaje en el tiempo que te sumerge en la mente brillante y la inquebrantable curiosidad de una de las primeras, y más influyentes, primatólogas de la historia. Dirigida por Lucy Byatt, la película se centra, admirablemente, en el periodo más intenso y personal del trabajo de Jane Goodall en la Selva de Gombe, Tanzania, desde 1960 hasta 1966. La película va más allá de la simple narración de datos científicos; explora la profunda conexión que se forjó entre Jane y los chimpancés, creando una relación de respeto y comprensión que revolucionó nuestra forma de entender a estos primates.

Lo que realmente distingue a “Jane” es la dirección impecable de Lucy Byatt. Evita la sobreexplicación y se centra en la atmósfera, utilizando imágenes deslumbrantes, filmadas con una cámara en mano que te hace sentir como si estuvieras caminando junto a Jane en el barro de Gombe. La película se basa en material de archivo nunca antes visto, incluyendo las propias grabaciones de Jane con su cámara, que son reveladoras y, en algunos momentos, profundamente emotivas. Esta utilización de material original es crucial, pues nos permite vislumbrar la autenticidad del proceso de investigación y la determinación de Jane para observar y documentar el comportamiento de los chimpancés de forma naturalista, desafiando las convenciones científicas de la época.

La actuación de Jane Goodall en la película es sutil pero poderosa. No necesita proclamas heroicas; su presencia, su mirada atenta y su paciencia se transmiten a través de las imágenes y el sonido. Pero la película no se limita a presentar a Jane como un icono; también explora las complejidades de su relación con Hugo van Lawick, su marido, quien también participa activamente en la investigación. El relato de su matrimonio, con sus desafíos y sus logros compartidos, añade una dimensión humana que enriquece la historia. La película no glorifica su relación, sino que la presenta como un componente esencial de su éxito y su pasión por la ciencia.

El guion, minimalista pero efectivo, permite que las imágenes hablen por sí mismas. Se evitan los comentarios excesivamente académicos, permitiendo que el espectador interprete la importancia de los descubrimientos de Jane. El ritmo es deliberado, construyendo una sensación de inmersión que te transporta a la Selva de Gombe. Se exploran temas como la adaptación, la comunicación y el comportamiento social de los chimpancés, pero siempre desde la perspectiva de un relato íntimo y personal. La película demuestra que la ciencia puede ser hermosa y que la observación paciente y el respeto por la vida silvestre pueden conducir a una comprensión más profunda de nuestro propio planeta y de nosotros mismos.

En definitiva, “Jane” es un documentario extraordinariamente potente que combina la belleza de la naturaleza, la inteligencia de la ciencia y la humanidad de un espíritu pionero. Una película que no solo informa, sino que inspira y conmueve.

Nota: 9/10