“Jay y Bob el silencioso: El reboot” es un ejercicio de nostalgia a medio camino entre la comedia de culto y la decepción. La película, impulsada por la nostalgia por las películas de los 90 y el legado de las dos películas originales, intenta resucitar un universo que, en realidad, nunca llegó a prosperar en la gran pantalla, y lo hace con una mezcla de entusiasmo y vacilaciones que terminan por socavar su propio potencial.
Jon Hurwitz y Benjamin Evett, que anteriormente colaboraron en la serie “It’s Always Sunny in Philadelphia”, se toman las riendas de la dirección, y su visión es claramente influenciada por el estilo de humor negro, rápido y absurdo que caracterizó a las películas originales. Sin embargo, la dirección carece de la pulcritud y el encanto que definieron a las obras de Kevin Smith, y a menudo se siente demasiado torpe y literal en su intento de imitar la estética de los 90. El uso de filtros de color y referencias visuales, aunque intencionalmente evocadoras, se sienten más como adornos superficiales que como elementos integrales de la narrativa.
Las actuaciones son un punto fuerte. Will Forte, como Jay, captura con notable precisión la personalidad peculiar y enigmática de su personaje, dotándolo de una mezcla de sarcasmo, auto-deprecación y una lógica propia. Michael Cera, por su parte, aporta un encanto torpe pero entrañable a Bob, un contraste perfecto con la actitud más pragmática de Jay. La química entre ambos actores es evidente y, en general, contribuye a los momentos más divertidos de la película, aunque estos se sienten a veces demasiado dispersos y caóticos.
El guion, sin embargo, es donde la película más claramente se desmorona. A pesar de las intenciones de Kevin Smith de explorar la historia detrás de los personajes y de añadirles profundidad, el guion se ve abrumado por un exceso de referencias, diálogos forzados y gags que, con el tiempo, pierden su impacto cómico. El humor, que en sus inicios era inteligente y sutil, se convierte en una sucesión de chistes fáciles y ocurrencias descabelladas, sin desarrollar un hilo conductor sólido. Se intenta satirizar la industria cinematográfica, pero la crítica se siente superficial y carente de una visión original. La trama, centrada en el intento de detener la reinicialización de la película, es lo suficientemente predecible como para no generar mucha emoción.
Finalmente, “Jay y Bob el silencioso: El reboot” es un intento interesante de traer de vuelta a dos personajes icónicos del cine independiente. Sin embargo, la película no logra consolidar su potencial y se queda en una experiencia de entretenimiento superficial y, en última instancia, decepcionante. Se necesita mucho más que una simple recreación nostálgica para conseguir que funcione.
Nota: 5/10
