Jeff Panacloc : À la poursuite de Jean-Marc (2023)

“À la poursuite de Jean-Marc” no es una película para aquellos que buscan una narrativa lineal y convencional. Jeff Panacloc, en una de las apariciones cinematográficas más sorprendentes de su carrera, no solo dirige, sino que también protagoniza esta peculiar crónica de una amistad inusual y, a su manera, profundamente conmovedora. La película, ambientada en un paisaje rural francés que se presta al aire de misterio y melancolía, se centra en la obsesión del ventríloco por recuperar a Jean-Marc, su marioneta de madera, su único compañero y, en cierto sentido, su “hogar”.

La dirección de Panacloc es, intrínsecamente, excéntrica y deliberadamente caótica. No busca la perfección visual, sino que abraza la disonancia, la imagen borrosa y el montaje rápido que refleja la mente desordenada y la peculiaridad de su personaje. Este estilo, a veces incómodo, es esencial para comprender la lógica interna del protagonista y para transmitir el impacto de su obsesión. Panacloc ha logrado, con este film, una de sus mayores hazañas cinematográficas: no solo interpretar a un personaje, sino ser el propio personaje, con sus extrañezas, sus obsesiones y sus contradicciones.

Las actuaciones son, sin duda, un punto fuerte. Además de la magistral interpretación de Panacloc, Claude Perron y Nicolas Marié aportan una vitalidad sorprendente a sus papeles. La química entre los tres actores es palpable, creando una dinámica compleja y divertida. Vincent Deniard, con su papel de detective, aporta un contrapunto al surrealismo general, manteniendo un hilo de realismo y lógica que equilibra la historia. La interacción entre estos tres personajes genera momentos cómicos genuinos, pero también explora temas como la soledad, la pérdida y la búsqueda de identidad.

El guion, a pesar de su naturaleza desordenada, presenta una estructura interesante. La película no se dedica a explicar la motivación de Panacloc para perseguir a Jean-Marc; en lugar de eso, se centra en el proceso de búsqueda en sí mismo, en los encuentros aleatorios y las conversaciones absurdas que conforman su camino. Es una película que respeta al espectador, dejando que interprete las emociones y los significados que se esconden tras la locura. La película sugiere que, a veces, la búsqueda de un "hogar" no se encuentra en un lugar físico, sino en las relaciones que construimos y en la compañía de aquellos que nos aceptan tal como somos. El final, deliberadamente ambiguo, deja al espectador reflexionando sobre la naturaleza de la amistad, la locura y la felicidad.

En definitiva, “À la poursuite de Jean-Marc” es una experiencia cinematográfica única, impredecible y, a su manera, profundamente conmovedora. No es un espectáculo para todos los públicos, pero para aquellos que se atrevan a sumergirse en su mundo particular, es una película que les dejará una huella duradera.

Nota: 8/10