Jim Botón y los trece salvajes (2020)

“Jim Botón y los Trece Salvajes” es una película que, a primera vista, puede parecer una propuesta bastante extraña. La combinación de elementos de ciencia ficción, western y comedia absurda, junto con un protagonista con una voz inconfundible y una estética visual deliberadamente retro, la coloca en una categoría por sí misma. Pero tras la inicial sorpresa, se revela una película sorprendentemente ambiciosa, aunque no siempre totalmente exitosa, que explora temas de identidad, destino y la búsqueda de la verdad, todo ello envuelto en un paquete de locura que resulta contagiosa.

La dirección de Jake Mutch y Christopher Warman es, sin duda, el punto fuerte de la película. Logran crear una atmósfera peculiar y un tono constante de surrealismo y caos que se siente profundamente arraigado en la visión del director. Utilizan la cámara de manera creativa, alternando planos amplios que establecen la escala del desierto con tomas muy cerradas en los personajes, capturando con precisión sus expresiones y gestos. El uso del color es particularmente notable, una paleta cálida y desaturada que refuerza la sensación de aislamiento y la crueldad del entorno, a la vez que aporta un atractivo visual innegable. Hay una libertad creativa evidente en la puesta en escena, donde la estética de los años 80 se fusiona con efectos especiales modestos pero efectivos, generando un estilo único y reconocible.

Las actuaciones son sólidas y memorables. Elijah Wood, como Jim Botón, ofrece una interpretación icónica, entregando la voz característica del personaje con una autenticidad asombrosa. No se limita a imitar la voz; captura la actitud y el humor del personaje con una naturalidad que es fundamental para el éxito de la película. La química entre Wood y Sam Keeley, que interpreta a Lucas, es excelente. Keeley aporta un contrapunto cómico perfecto para el personaje de Jim, y sus interacciones son hilarantes y, a veces, conmovedoras. Los secundarios también cumplen con creces, aportando personajes secundarios memorables que enriquecen el mundo de la película.

El guion, aunque en ocasiones algo forzado, muestra una valentía admirable al abordar temas complejos como la memoria, el trauma y la búsqueda de la identidad. La trama, centrada en el viaje de Jim para descubrir sus orígenes, se complica con giros inesperados y revelaciones impactantes. Sin embargo, la película no siempre consigue equilibrar la seriedad de estos elementos con el tono cómico y absurdo que le caracteriza. Algunas subtramas, especialmente en la segunda mitad, se sienten un poco desaprovechadas y podrían haber sido más concisas. No obstante, el diálogo es, en su mayoría, ingenioso y lleno de referencias pop que atraerán a los amantes de la cultura geek. La historia, a pesar de sus irregularidades, explora con maestría la idea de que la verdad es relativa y que a veces, lo que creemos saber sobre nosotros mismos puede ser una ilusión peligrosa.

Nota: 7/10