Joe (2014)

“Joe” es, en su esencia, una película de sobrevivencia, pero no solo física. Es la supervivencia de la esperanza, la autoestima y la capacidad de conexión humana en un entorno hostil y profundamente arraigado en la miseria social. La película de Marielle Heller, ambientada en la árida y opresiva Misisipi, se construye lentamente, tejiendo una narrativa cautivadora alrededor de la relación improbable entre Joe, un exconvicto con un pasado turbulento y un futuro incierto, y Gary, un muchacho de quince años desesperado por escapar de una situación familiar desastrosa. Y aunque la premisa podría parecer familiar, la película se distingue por su sutileza, su honestidad brutal y la forma en que explora los traumas que marcan la vida de sus personajes.

La dirección de Heller es magistral, logrando crear una atmósfera palpable de desesperación y silencio que contrasta con la explosividad de la historia. Utiliza la luz y la sombra con una delicadeza sorprendente, evocando tanto la belleza sombría del paisaje como la oscuridad que reside en los personajes. El uso de planos largos, a menudo sin diálogo, permite al espectador absorber la soledad y el aislamiento que experimentan Joe y Gary, intensificando el impacto emocional de sus interacciones. Heller no rehúye la dureza de la vida, presentando la pobreza, el racismo y la violencia sin adornos, pero al mismo tiempo, evita caer en la voyeurización, mostrándonos la lucha interna de los personajes y su búsqueda de redención.

Las actuaciones son, sencillamente, excepcionales. Joaquin Phoenix ofrece una interpretación particularmente poderosa como Joe. Es un hombre que ha perdido la fe en sí mismo, un hombre que se mueve por instinto y que se niega a confiar en nadie. Phoenix transmite la amargura, la vulnerabilidad y la necesidad de conexión de Joe con una honestidad desgarradora. Ethan Hawke, por su parte, asume el papel de Gary con una sensibilidad conmovedora. Hawke logra capturar la angustia de un muchacho que ha visto la vida destrozada y que busca desesperadamente un lugar al que pertenecer. Su interpretación es genuina y convincente, y la química entre Phoenix y Hawke es el corazón palpitante de la película.

El guion, adaptado de la novela de Steve Hoover, es inteligente y complejo. No ofrece soluciones fáciles ni finales felices, sino que se centra en la pregunta de qué significa la redención. La historia no se basa en la acción, sino en el desarrollo gradual de la confianza y la complicidad entre Joe y Gary. La película aborda temas como el perdón, la responsabilidad y la posibilidad de construir un futuro a pesar de las cicatrices del pasado. Aunque el ritmo puede parecer lento para algunos, es esencial para crear la atmósfera de introspección que requiere la historia. Es una película que te hace pensar y que te deja con una sensación de melancolía persistente, pero también con una pequeña chispa de esperanza.

Nota: 8/10