John Wick: Capítulo 3 - Parabellum (2019)

‘John Wick: Capítulo 3 – Parabellum’ no es solo una película de acción; es una máquina de pura adrenalina, una demostración visceral de la habilidad física y coreográfica de Keanu Reeves que, a pesar de su excesiva dependencia del espectáculo, se mantiene como un referente del género. La película, dirigida nuevamente por Chad Stahelski, se adentra en las consecuencias inmediatas de las acciones de Wick, quien tras un simple acto de justicia -la muerte de un traidor- se ha convertido en el objetivo de la más implacable cacería de recompensas del mundo criminal. La apuesta es audaz: Wick no es el héroe que salva el día, sino un fugitivo, un hombre obligado a sobrevivir a toda costa.

Lo que diferencia a ‘Parabellum’ de los dos anteriores capítulos es su mayor sensación de desesperación. La cámara no se detiene en contemplaciones contemplativas, sino que nos arrastra a través de las peleas, a sentir la tensión en cada golpe, cada esquiva. La coreografía, a cargo de los propios Stahelski y el equipo de stunt coordinadores, alcanza niveles de complejidad y creatividad asombrosos. Las escenas de combate son brutales y realistas, un choque de cuerpos y armas que no escatiman en violencia pero que, sorprendentemente, se siente orgánica. No se trata de un exceso gratuito de sangre, sino de un reflejo de la situación límite en la que se encuentra Wick. La dirección de acción es, sin duda, el punto fuerte de la película y lo que la convierte en una experiencia tan inmersiva.

Keanu Reeves ofrece una interpretación conmovedora de un hombre consumido por la obligación y la culpa. Su Wick ha perdido todo: su posición, su familia, su paz. Su actuación no depende de grandes diálogos, sino de la sutileza en su expresión, en el peso de cada movimiento. El resto del reparto, aunque con menos tiempo en pantalla, contribuye al universo de ‘John Wick’. Lance Reddick, como el Conde Adao, ofrece un toque de misterio y sabiduría, y los cameos son, en su mayoría, memorables y bien ejecutados. Sin embargo, el guion, a pesar de la intensa acción, presenta algunas inconsistencias en el desarrollo de los personajes secundarios y algunos giros argumentales que, aunque impactantes, se sienten un poco forzados.

La banda sonora de Tyler Bates y Joel J. Richard continúa siendo un componente esencial, elevando las escenas de acción y contribuyendo a la atmósfera de tensión constante. La película explora la idea del “deber” contra la “justicia”, la obligación de cumplir una promesa que ya no quiere, lo que añade una capa de complejidad a la narrativa. No obstante, es cierto que la trama, en su búsqueda de crear un ciclo de violencia interminable, a veces sacrifica la coherencia lógica y el desarrollo profundo de los personajes. A pesar de sus fallas, ‘John Wick: Capítulo 3 – Parabellum’ es un espectáculo visualmente impresionante y un festín para los amantes de la acción.

Nota: 8/10