“Johnny Mnemonic” (1995) es una película que, a la luz de la retroespejo y considerando su ambición, resulta ser una curiosa, y a veces frustrante, experiencia cinematográfica. La película de Robert Zemeckis, basada en el relato corto de Bruce Sterling, explora las inquietantes posibilidades de la cibernética y el futuro de la memoria humana, pero no siempre logra entregar una historia cohesionada y visualmente impactante.
La dirección de Zemeckis, a menudo caracterizada por la experimentación con efectos especiales y la captura de movimiento, aquí se manifiesta en una estética que, aunque futurista, resulta un tanto fría y distante. La película se sumerge en un mundo cyberpunk denso y saturado de neones, con imágenes que evocan tanto a “Blade Runner” como a “Matrix”, aunque sin alcanzar la atmósfera melancólica o la complejidad visual de esas obras maestras. El uso de la captura de movimiento, especialmente en la representación del cerebro de Johnny, es notable, aunque a veces resulta ligeramente artificioso, alejando la conexión emocional del espectador con el personaje.
Doug E. Fresh y Da Brat, en sus roles de DJ Rush y la misteriosa Alexa, aportan un toque de energía y ritmo a la película. Sin embargo, la actuación de Keanu Reeves como Johnny Mnemonic, el protagonista, es, quizás, el aspecto más criticable. Reeves, aunque con su habitual carisma, no logra transmitir la angustia y la desesperación que el personaje requiere. Su interpretación se siente a veces plana y carente de la profundidad necesaria para conectar con el público, lo que resta peso a la trama. La antagonista, interpretada por Daryl Hannah, aunque visualmente interesante con su diseño futurista, no recibe el desarrollo dramático que podría haber enriquecido la narrativa.
El guion, coescrito por Zemeckis y Stirling, presenta ideas interesantes sobre la privacidad de la información, la manipulación genética y la mercantilización de la memoria. Sin embargo, el ritmo de la película es desigual, alternando escenas de acción frenéticas con momentos de reflexión poco profundos. El argumento, aunque con una premisa original, se ve empañado por diálogos a menudo torpes y un desarrollo de personajes superficial. La historia se siente, en ocasiones, como una serie de escenas cortas y desconectadas, que no logran construir una narrativa cohesiva. A pesar de ello, se intuye un mensaje sobre el peligro de la dependencia tecnológica y la pérdida de la identidad individual.
En definitiva, “Johnny Mnemonic” es una película que, a pesar de sus fallas, merece ser vista por su valor histórico y su ambición. Es un ejemplo temprano del cyberpunk en el cine, que anticipa algunas de las preocupaciones que surgieron posteriormente en el género. Es una pieza curiosa, no brillante, pero que permite vislumbrar un futuro distópico inquietante.
Nota: 6/10