“Jolly Roger” no es un cine que se deja pasar desapercibido, y, en mi opinión, si bien no llega a ser una obra maestra, sí se erige como un espectáculo visualmente impactante y una apuesta audaz por un futuro sombrío y lleno de posibilidades. La película se adentra en un escenario post-apocalíptico, donde el control absoluto ha sido usurpado por el Capitán Bill, un antagonista interpretado con una frialdad palpable por Jake Weber. Su presencia domina la pantalla, no tanto por su físico imponente, sino por la amenaza que representa, un líder despiadado que ha instaurado un régimen opresivo. El guion, aunque presenta un concepto original, ocasionalmente se ve afectado por la excesiva búsqueda de complejidad, dejando algunas subtramas que, aunque interesantes, diluyen el ritmo general. La premisa de la bisabuela, Lula, y su conexión con el legado de un pirata legendario, es intrigante, pero la película a veces podría haber enfocado su atención en el desarrollo de este linaje más profundamente.
La dirección de Kevin Carter se caracteriza por un uso magistral de la fotografía. La paleta de colores, dominada por grises y ocres, refuerza la sensación de un mundo desolado y sin esperanza. Las escenas de acción son coreografiadas con precisión y dinamismo, logrando un equilibrio entre espectacularidad y realismo. La banda sonora, con piezas electrónicas y elementos orquestales, contribuye a crear una atmósfera de tensión y peligro constante. Sin embargo, la película a veces carece de una dirección artística más definida, permitiendo que algunos elementos visuales se sientan algo genéricos.
El elenco merece un reconocimiento especial. Maya Sterling, como Lula, ofrece una interpretación convincente, transmitiendo una mezcla de vulnerabilidad y determinación. Su evolución a lo largo de la película es uno de los puntos fuertes, demostrando una fuerza interior y una valentía que son fundamentales para el desarrollo de la trama. Las interpretaciones de Theobalt (Liam Hemsworth) y Emil (Sam Claflin), los ángeles caídos, son interesantes, aunque su arco argumental es, en última instancia, algo simplificado. Ambos aportan elementos cómicos y emotivos al grupo, pero su pasado oscuro y su lucha por redención no se exploran con la profundidad que merecen.
A pesar de algunos tropiezos en el guion y una evolución de ciertos personajes, “Jolly Roger” es una película que se disfruta con entusiasmo. La película ofrece una reflexión sobre la libertad, la justicia y el destino de la humanidad, planteando preguntas interesantes sobre el poder, la corrupción y la posibilidad de la redención. El concepto de los ángeles caídos como aliados inesperados es particularmente original, y la película se beneficia de la presencia de actores talentosos que logran conectar con el público. En definitiva, es una película de acción y aventura que, a pesar de sus imperfecciones, cumple con su objetivo de entretener y provocar la reflexión. Es un debut prometedor para Kevin Carter y una apuesta que merece la pena ser vista, especialmente para aquellos interesados en mundos post-apocalípticos y narrativas de fantasía con un toque oscuro.
Nota: 7/10