Jolt (2021)

“Jolt”, la última propuesta de Patrick Wilson, nos presenta una premisa inherentemente atractiva: una mujer con un impulso asesino recurrente que utiliza tecnología para sofocar sus horrores internos. La idea, en esencia, parece un punto de partida ideal para explorar la naturaleza de la violencia, la fragilidad de la mente humana y las consecuencias de la dependencia tecnológica. Sin embargo, y lamentablemente, la película no consigue consolidar esa promesa, quedando en un thriller psicológico con algunos momentos brillantes, pero a menudo interrumpidos por una ejecución de guion inconsistente y un ritmo irregular.

El director Wilson demuestra un control visual decente, empleando tomas dinámicas y una fotografía que oscila entre la oscuridad opresiva que refleja el estado de Riley (Hayley Bennett), y la luz artificial de las escenas de persecución. La banda sonora, por su parte, es efectiva para subrayar el nerviosismo y la tensión, aunque a veces se siente un poco estridente. No obstante, la dirección, aunque competente, no logra compensar las fallas del guion. Se observan momentos de tensión genuina, especialmente en las escenas de persecución, donde la acción es visceral y convincente. Sin embargo, estas escenas se intercalan con diálogos forzados y motivaciones poco claras que ralentizan el ritmo y, en ocasiones, frustran la inmersión del espectador. Wilson apuesta por la estética cyberpunk, pero parece que no ha logrado profundizar lo suficiente en las implicaciones de su mundo.

Hayley Bennett ofrece una actuación convincente como Riley. Su personaje es complejo, contradictorio y, en última instancia, profundamente humano. La película le brinda la oportunidad de explorar la lucha interna de una mujer que está constantemente al borde del abismo, y Bennett se entrega a este papel con una intensidad palpable. La química entre ella y el detective Jack Ellis (Brian Sims) es otra de las fortalezas del filme, aunque el romance entre ambos se siente algo forzado y, para ser sincero, poco creíble. El resto del elenco, en su mayoría, está bien, pero no destacan especialmente, salvo quizás la actuación de Dennis Hopper, que aporta un toque de peculiaridad a su breve aparición. La película, en general, no ofrece personajes secundarios particularmente memorables.

El guion, sin duda, es el punto más débil de “Jolt”. La trama, aunque interesante al principio, se complica innecesariamente con subtramas y giros argumentales que no se justifican completamente. Además, la película no explora a fondo las implicaciones éticas de la tecnología que Riley utiliza, lo que reduce su impacto emocional. Se plantea la posibilidad de una dependencia tecnológica extrema, pero la película se limita a mostrarla como un mero recurso para la acción, sin profundizar en las secuelas psicológicas y sociales que podría tener. Hay momentos que son genuinamente inquietantes, pero la película termina por sentirse superficial y predecible. La resolución, en particular, es anticlimática y poco satisfactoria.

En definitiva, “Jolt” es un thriller con potencial que, lamentablemente, no alcanza su máximo. Es un film entretenido, con buenas actuaciones y algunos momentos de tensión, pero carece de la profundidad y el rigor que se esperarían de una película con esta premisa. La dirección es funcional, pero el guion es demasiado inconsistente y la ejecución global deja mucho que desear.

Nota: 6/10