Juego de amor prohibido (1975)

“Juego de amor prohibido” no es la película que se esperaba de un thriller psicológico con un trasfondo de secretos familiares. En lugar de ofrecer una tensión palpable y un drama profundo, la cinta se siente, en ocasiones, como una sucesión de situaciones predecibles y diálogos que, aunque bien actuados, no logran generar una verdadera conexión emocional con el espectador. La dirección de Juan Carlos de la Torre, normalmente un director de sólida trayectoria, se siente un poco superficial, sin profundizar lo suficiente en las motivaciones de sus personajes y en las consecuencias de sus actos.

La película se centra en la historia de Luis, un hombre con un pasado turbulento y un patrimonio heredado que lo aísla del mundo. La atmósfera opulenta de su casa rural, aunque visualmente atractiva, se convierte en un símbolo más de su incomunicación que de un espacio acogedor. La relación entre Luis y su joven compañero, Jaime, es el núcleo de la trama, pero el guion carece de la sutileza necesaria para explorar la dinámica de poder y la vulnerabilidad que subyacen en su encuentro. El romance, en lugar de ser un catalizador de la intriga, se presenta de forma unidimensional, desprovisto de la complejidad que podría haberle dado mayor peso. Las escenas de tensión sexual se sienten forzadas y, en última instancia, no generan un impacto duradero.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Jorge Sanz, como Luis, transmite una amargura contenida y una melancolía palpable, aunque a veces su interpretación puede resultar algo estereotipada. La joven Irene Ferreiro, como Julia, se muestra convincente en su juventud desinteresada y su anhelo de escape. Sin embargo, la química entre ambos actores no es lo suficientemente fuerte como para impulsar la historia hacia adelante. La actuación de Samuel Gázquez, en el papel de Jaime, es interesante, ya que logra mostrar una mezcla de inocencia y una creciente inquietud ante la presencia de Luis. La ambigüedad de su personaje, su fascinación y su miedo, son los momentos más sugerentes de la película.

No obstante, “Juego de amor prohibido” no es una obra maestra, ni tampoco un fracaso absoluto. Se disfruta por momentos, gracias a la fotografía cuidada que evoca una sensación de aislamiento y a la banda sonora que complementa el ambiente. Sin embargo, su ritmo lento, la falta de profundidad en la trama y la superficialidad de ciertos personajes impiden que la película supere el nivel de entretenimiento ligero. La película, en su intento de ser un thriller con matices, termina siendo un drama familiar con un toque de erotismo que no llega a consolidarse.

Nota:** 6/10