Juguete mortal (1986)

“Juguete mortal” (Dead Man’s Switch), dirigida por Chris Federman, no es precisamente un hito del cine de ciencia ficción, pero ofrece una pequeña dosis de suspense adolescente y una reflexión perturbadora sobre el peligro de la ambición desmedida. La película, que poco se ha destacado en su estreno, logra mantener el interés del espectador gracias a un ritmo constante y a una premisa que, aunque predecible, se desarrolla con cierto dinamismo. La historia nos presenta a Paul, interpretado con una frialdad admirable por Ben Sawyer, un joven prodigio que se ve envuelto en una conspiración que amenaza con cambiar el curso de la historia. Su deseo de ganar el prestigioso concurso científico le lleva a un plan audaz y, por ende, extremadamente peligroso.

John Lithgow, como siempre, ofrece una actuación sólida y convincente en el papel del Dr. Matweson, un científico brillante pero atormentado por sus propios demonios. Lithgow transmite la complejidad del personaje con matices sutiles, insinuando un pasado oscuro que lo condiciona y que lo impulsa a crear su “juguete mortal”. Su presencia aporta una capa de dramatismo a la trama y le añade peso a las consecuencias de las acciones de Paul. La química entre Sawyer y Lithgow es notable y contribuye a generar tensión en las escenas en las que interactúan.

El guion, aunque no llega a la innovación, se beneficia de la simplicidad de la trama, que se centra en la tensión y el desarrollo del personaje principal. Algunas subtramas, como la relación de Paul con su padre (Richard Jenkins), se sienten un tanto desaprovechadas y podrían haber enriquecido la historia. Sin embargo, la dirección de Federman logra mantener un tono de suspense constante, utilizando flashbacks y cambios de perspectiva para mantener al espectador en vilo. La película evita caer en clichés del género, aunque la resolución, si bien satisfactoria, podría haber sido más impactante. Se nota que el director se ha guiado por el thriller psicológico más que por la grandilocuencia del cine de ciencia ficción.

Visualmente, “Juguete mortal” es discreta, sin grandes despliegues de efectos especiales. La producción se centra en la atmósfera y en la caracterización de los personajes. El uso de la música y la banda sonora contribuyen a crear un ambiente de paranoia y anticipación. La película explora temas como la responsabilidad, la ética científica y la manipulación, planteando preguntas importantes sobre el impacto del conocimiento y el poder. Aunque la película no ofrece respuestas definitivas, sí invita a la reflexión sobre las consecuencias de nuestras acciones y la importancia de ser conscientes de los límites de nuestra ambición. En definitiva, “Juguete mortal” es una pequeña joya para aquellos que disfrutan de thrillers adolescentes con una temática poco convencional.

Nota: 6.5/10