Jules (2023)

“Jules” no es la película de ciencia ficción explosiva que muchos podrían esperar al ver un platillo volador aterrizando en el jardín de un hombre de mediana edad. Es, en cambio, una película sorprendentemente íntima, meditativa y, sobre todo, conmovedora. Dirigida por les films, la película se adentra en la soledad y la memoria, utilizando el encuentro inesperado con un extraterrestre como catalizador para una exploración profunda del ser humano y su conexión con lo desconocido.

La dirección de les films es sutil pero efectiva. Evita los clichés del género, optando por una fotografía en blanco y negro que refuerza la atmósfera de quietud y melancolía. El uso del blanco y negro, lejos de sentirse anticuado, contribuye a la sensación de ensueño y fragilidad, como si la película misma estuviera a punto de desvanecerse. Los planos son cuidadosamente elaborados, con una atención al detalle que permite apreciar la rutina de Jules (Bill Camp), un hombre visiblemente afectado por la demencia, y el contraste entre su mundo monótono y la presencia incomprensible de Jules (Nonso Adebayo), el alienígena que ha escapado de su nave. La película no se apresura a revelar la historia, permitiendo que el espectador se sumerja gradualmente en el universo emocional de sus personajes.

Las actuaciones son, sin duda, el punto fuerte de la película. Bill Camp ofrece una interpretación magistral como Jules, transmitiendo con una delicadeza asombrosa la confusión, el miedo y, finalmente, la ternura que experimenta el personaje. Su rostro, marcado por la edad y la enfermedad, se convierte en un espejo para las emociones que ambos personajes comparten. Nonso Adebayo también brilla con intensidad, capturando la vulnerabilidad y el aislamiento de Jules, mostrando su alienígena en un intento desesperado por entender el mundo humano. La química entre ambos actores es palpable, creando una relación de cuidado y aceptación genuina, que va más allá de la simple ayuda mutua.

El guion, adaptado de un relato corto de Ray William Johnson, es la verdadera joya de la película. Evita los diálogos expositivos y se centra en las acciones y las miradas, comunicando la mayor parte de la historia a través de la sutileza. La película plantea preguntas sobre la identidad, la memoria y la naturaleza de la conexión humana. ¿Qué significa ser humano? ¿Qué valor tiene la memoria? ¿Es posible conectar con algo que es radicalmente diferente a nosotros? El guion es inteligente y provocador, sin ofrecer respuestas fáciles, lo que obliga al espectador a reflexionar sobre sus propias creencias y valores. La historia, aunque aparentemente sencilla, es rica en simbolismo y ambigüedad, dejando al público con muchas preguntas sin respuesta.

En definitiva, “Jules” es una película contemplativa y profundamente humana. Es una historia sobre la soledad, la conexión y la búsqueda de significado en un mundo cada vez más complejo. No es un espectáculo visualmente deslumbrante, pero sí una experiencia emocionalmente resonante que te hará pensar en la naturaleza de la existencia. Es una película que se queda contigo mucho después de que los créditos finales hayan terminado.

Nota: 8/10