“Juntos y Revueltos” no es la comedia romántica más original que se haya estrenado en los últimos tiempos, pero sí una película sorprendentemente entretenida y, sobre todo, muy humana. La premisa, una inesperada reaproximación entre dos ex-citas fallidas, es un cliché, pero la película consigue evitar la repetición de fórmulas probadas, gracias a un guion inteligente que se centra en la complejidad de las relaciones familiares y en la dinámica, a menudo caótica, de la vida moderna. La historia no se queda en la simple vuelta a la relación amorosa; más bien, explora cómo este revivir de lo pasado afecta a todos los involucrados, especialmente a los hijos de los protagonistas, que rápidamente se ven envueltos en la situación con un pragmatismo adorable y, a veces, hilarante.
La dirección de Hannah Burns es precisa y sabe mantener un equilibrio entre los momentos de comedia y los de reflexión. La película no se toma excesivamente en serio, pero tampoco cae en la ridiculez. Burns utiliza planos y ángulos de cámara que refuerzan la sensación de incomodidad y de sorpresa ante la inesperada reaproximación de los dos ex-parejas. El ritmo es ágil, con cambios de escena que mantienen la atención del espectador sin perderse en detalles innecesarios. Hay un tratamiento muy natural del diálogo, evitando el artificio y permitiendo que los personajes se expresen de forma auténtica, lo que contribuye a la credibilidad de la trama.
El reparto es excelente, con interpretaciones sólidas por parte de los protagonistas, Alex Sharp y Aubrey Plaza. Sharp, en particular, se caracteriza por su compostura y su capacidad para transmitir una mezcla de incredulidad y nerviosismo ante la situación. Plaza, por su parte, aporta un toque de ironía y sarcasmo que le da personalidad a su personaje. Sin embargo, el verdadero corazón de la película reside en las actuaciones de los hijos, interpretados por el elenco joven y talentoso que conforman la familia del personaje de Sharp. Son ellos los que, con su visión inocente e inmediata, ponen de manifiesto las contradicciones y los dilemas morales de los adultos. Sus “planes” para sacar provecho a la situación son geniales y, en muchos momentos, muy divertidos.
En resumen, "Juntos y Revueltos" es una película que logra conectar con el espectador a través de su humor, su sinceridad y su capacidad para retratar la complejidad de las relaciones humanas. No es una obra maestra, pero sí un entretenimiento inteligente y, sobre todo, una película que invita a la reflexión sobre los límites de la familia y los compromisos morales. La película no intenta ofrecer respuestas fáciles, sino que presenta un retrato realista y, a la vez, conmovedor de la vida en el siglo XXI, donde las relaciones son más fluidas y complicadas que nunca. Es una comedia para disfrutar y, sobre todo, para compartir con la familia.
Nota: 7.5/10